PP y PSOE salen en busca de los votos de la «izquierda volátil»

(PD).-Un juego de equilibrios y contrapesos muy delicado. Así se dibujan en el plano electoral, las estrategias de PSOE y PP. ¿Cómo captar a esa masa de siete millones de votantes que oscilan entre la izquierda, el centro o la abstención? Allí se decidirá todo: en siete millones de votos volátiles. El sociólogo José Ignacio Wert piensa que ni uno ni otro pueden pasarse en el calado de sus mensajes pero tampoco pueden pecar de ir «sobrados».

Las elecciones de marzo se definirán entre 6 millones (si la participación alcanza el 75 por ciento) y 4.5 millones (si la participación se queda en el suelo previsible, el 70 por ciento) cuya decisión de votar o abstenerse y, si optan por lo primero, el sentido de cuyo voto, están aun abiertos. Es sobre esta amplia franja de votantes sobre la que se decide la elección. ¿Cómo ir a la caza de esos votos tan volátiles?

Wert, en la Tercera de ABC, cree que para el PP se trataría de visibilizar el riesgo de una legislatura Zapatero II «en torno a los ejes con los que ha desgastado al Gobierno en la actual: básicamente, la negociación política con ETA y el nuevo diseño territorial, con el añadido -no menor precisamente- de una situación económica mucho menos favorable que la de estos últimos años».

Pero esta estrategia tiene un riesgo: la política «noísta», de tierra quemada, restringiendo así las posibilidades de captar votos en la franja del centro.

Esos votos sólo podría aspirar a conquistarlos con un mensaje más claramente propositivo, difícil de instalar a estas alturas, entre otras cosas porque su «raccord» con la imagen dominante -y la instalación de esa imagen es sin duda el mejor logro político del PSOE en la legislatura- es muy problemático.

Para el PSOE, en cambio, se trataría de poner en valor los aspectos menos polémicos de su gestión (esencialmente las cuestiones sociales), presentándolos como el fruto de una acción y una visión positivas descalificando implícitamente al PP.

No son menos obvios los inconvenientes de este relato: en un cuadro de deterioro de las expectativas económicas, la credibilidad de la dadivosidad social -por cierto, escandalosamente publicitada con el dinero de todos en las últimas semanas- baja muchos enteros.

En definitiva, ninguno de los dos puede pasarse de la raya, caminan sobre la cuerda floja y cada voto debe ir bien sopesado:

El PSOE no puede pasarse, ni por el centro ni por la izquierda, so pena de alienar más de lo que conquiste, pero al tiempo debe mantener encendida la llama de la esperanza (o la del temor) para que no se queden en casa sus potenciales votantes en ambos márgenes. El PP no puede repetir el perfil plano de 2004, pero tampoco le conviene convertirse a los ojos de la izquierda más o menos volátil en una amenaza creíble.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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