ZP tiene mucho miedo a los gritos

El principal convocante era Zapatero y no fue, porque tenía miedo a que le gritaran. Y pasó lo que pasó. Cuando una concentración antiterrorista se convoca con la boca chica, con manifiesta falta de convicción, con una sensación de consenso balbuciente y precaria, con una ambigua sintaxis que esconde graves diferencias estratégicas, la sociedad detecta esos síntomas débiles y aplaza su respuesta, como ayer, para mejor ocasión. Y se desmoviliza, se desactiva o se desinfla.

Hay tardes en que se puede escoger la compañía y tardes que no, y ayer tocaba una de las que no. Ayer no valía elegir, pero es tan frágil el hilo que une hoy a la sociedad política que resulta imposible coser con él un tejido de mínima solidez democrática.

Ha habido demasiadas reticencias, demasiados casuismos, demasiadas diferencias y demasiados resquemores. Y muchos se han confundido de respuesta. Por desconcierto, por intransigencia, por rencor o por cobardía.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído