Un asesino al que los jueces dejaron irse de rositas

Un asesino al que los jueces dejaron irse de rositas

(PD).- Asier Bengoa, el terrorista de ETA que descerrajo dos balazos en la nuca de los guardias civiles Centeno y Trapero, y a quien se capturó este miércoles en Francia, junto conla etarra Amaia Alonso, salió de la cárcel en 2006, diez días antes de que se hiciera pública la sentencia que le condenaba a 7 años y seis meses de prisión por su vinculación al aparato de captación de ETA.

Bengoa ya había sido detenido el 1 de abril del año 2003 junto con otras 27 personas acusadas de pertenecer al aparato de captación de ETA, a raíz de la incautaicón en Francia de los papeles del dirigente etarra Juan Fernández Iradi, ‘Susper’.

El 5 de abril de ese año el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, acordó contra él la medida cautelar de prisión en espera de celebración del juicio.

En septiembre de 2006 comenzó el juicio contra él y otros 17 presuntos colaboradores de la banda. Diez días antes de que la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional dictara sentencia, se le puso en libertad porque la condena contra él iba a ser de siete años y medio de cárcel, ya había pasado cerca de la mitad de esta pena en prisión. El 17 de noviembre de 2006 se hizo pública la sentencia que le condena a siete años de cárcel por un delito de colaboración con organización terrorista.

La defensa de Bengoa recurrió su condena ante el Tribunal Supremo, que deliberó sobre este asunto el pasado 20 de septiembre. El alto tribunal hizo pública su sentencia el pasado 11 de octubre. En ella, se absolvió a tres de los encausados, se rebajó la pena a uno de ellos, mientras que las condenas del resto fueron confirmadas, entre ellas las de Asier Bengoa.

Según la sentencia de la Audiencia Nacional, los papeles de ‘Susper’ contenián numerosos listados con nombres de personas encargadas de reclutar a futuros activistas y reunir información sobre objetivos.

«PESCADORES» Y «PIANISTAS»

Este aparato de apoyo a los comandos de ETA se dividiá en dos subgrupos: el de captación, denominado ‘arrantza’ (pescador, en euskera), cuyo cometido principal era la distribución de cartas de captación entre personas cuyo perfil las hacían candidatos a entrar en ETA, y el de los ‘pianistas’, dirigido a la obtención de datos sobre futuros objetivos.

La Audiencia Nacional consideró acreditada la colaboración con ETA de los acusados a través de las pruebas practicadas durante el juicio, que consistieron en sus declaraciones y las testificales de los funcionarios de la Policía que participaron en la investigación, así como lo dicho por particulares que facilitaron «puntuales datos» sobre los hechos que se les atribuían.

INFORMACIONES SOBRE GUARDIAS CIVILES

Asier Bengoa, que en la documentación intervenida en 2003 aparecía como el responsable del aparato de captación para ETA en Alava y su entonces compañera sentimental, Agurtzane Izarza Hernández, habrían elaborado informaciones sobre guardias civiles y policías. Izarza, aprovechando su trabajo de cuidado de ancianas a domicilio y en concreto, de la madre de un guardia civil, facilitó a ETA datos sobre un agente.

Izarza fue detenida el pasado 24 de noviembre en Vitoria, después de que el juez Garzón liberara una requisitoria para su detención por el mismo caso.


EL RELATO DE SUS FECHORÍAS ESCRITO POR EL ASESINO

Asier Bengoa Lopez de Armentia

Fui detenido el 1 de abril del 2003. La operación fue desarrollada por la Policía Nacional, que entró en casa tirando la puerta del portal, la vecina de arriba, Agurtzane, les abrió la puerta antes de que la tiraran, y a punta de pistola. Inmediatamente, nos tiraron al suelo esposándonos con las manos a la espalda.

El registro no fue muy meticuloso y el trato fue bastante correcto. Aunque si que hubo algún empujón que otro, bastante disimulado, debido supongo yo, a la presencia de responsables judiciales. De casa se llevaron un ordenador utilizado por la Asociación de Vecinos del barrio, algún teléfono suelto de amigos o conocidos, y mi cartera con toda la documentación.

De mi casa fuimos en coche (yo iba todo el tiempo con la cabeza tapada) a registrar mi coche que está a nombre de mi madre, y que estaba situado a un par de calles más arriba. Una vez registrado el coche, fui conducido hasta las dependencias policiales de Olagibel, donde nos pasaron ante un médico forense (creo que era del Gobierno Vasco).

Si entraron en mi casa a las 2.30 horas de la madrugada, supongo que saldríamos para Madrid a las 5.00 de la mañana. Las preguntas sobre la Organización y sobre mi implicación en ella comenzaron inmediatamente, pero sin mucha insistencia, simplemente se limitaban a reírse constantemente de mis respuestas y a amenazarme con todo tipo de torturas: la bolsa, los electrodos, apretones en los testículos…

Fui a ratos con la cabeza totalmente rodeada por el brazo de uno de ellos, mientras con la mano me sobaba la cara y me daba pequeños cachetes.

Durante todo el viaje fui echado hacia delante, con la cabeza tapada con mi forro polar, lo que en muchos momentos me hacía padecer momentos de asfixia, ya que de vez en cuando me la ajustaban y me la apretaban. Fui durante todo el viaje con las esposas fuertemente apretadas, y para cuando llegamos a Madrid (supongo), no sentía ni los brazos ni las manos.

Cuando llegamos a dicha comisaría, me cogieron las huellas y me sacaron las correspondientes fotografías. De allí me volvieron a trasladar a otra comisaría, que sería la definitiva.

Los interrogatorios comenzaron al poco tiempo, en total tendría unos 8 ó 9, y en ellos llegaban a participar más de 10 policías. En algunos solo había dos, pero en otros, pues eso, había diez o más policías.

Aunque en comisaría no me tocaron más allá de dos cachetes, el trato psicológico a través de las amenazas contra mi compañera sentimental fue durísimo, teniendo en cuenta además la enfermedad que padece.

Estaban durante horas y turnándose entre ellos de dos en dos, gritándome continuamente las mismas preguntas, y después de horas, llamaban a Agurtzane para interrogarla. No sé si lo hacían o no, no sabía cual era su estado lógicamente.

Durante los dos primeros días no probé alimento alguno y he de reconocer que para el tercer día estaba hecho una mierda (la prórroga de la incomunicación fue la ostia, muy duro), día este en que realicé las declaraciones policiales previamente preparadas por ellos. En ningún momento supe si había algún abogado de oficio, porque no podía mirarle, ni siquiera su carné profesional, por motivos de seguridad, decían.

Fue entonces cuando pude aprovechar para dormir, pues los días anteriores apenas pude dormir porque los interrogatorios eran bastante continuos y porque constantemente oía los interrogatorios que le hacían a una tal Cristina. En algún momento llegué a pensar que le había pasado algo porque de repente todos se callaban, yo no le oía a Cristina, hasta que volvía a empezar los interrogatorios contra ella. Con Cristina volvió a pasar lo mismos dos o tres veces al poco tiempo.

Al cuarto día me sacaron del calabozo y me condujeron en esta ocasión a la Audiencia Nacional. Es jodido decirlo, pero sabiendo que me iban a acusar de pertenencia, tenía ganas de entrar cuanto antes en prisión y poder estar tranquilo fuera de sus manos.

Lo de la Audiencia fue puro trámite. Negué todo por las circunstancias en las que había declarado en comisaría, y aquí estoy, ya un poco más tranquilo. Se me hace muy difícil explicar con palabras la situación de presión a la que fui expuesto, solo puedo decir que fue aterrador, incluso en dos ocasiones me levanté pidiendo que me diesen de ostias, que me golpeasen, de una vez por todas.

Lo dicho, esta fue mi experiencia y así os la he contado.

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