El numerito de Mohamed VI ante la vista real va terminando

(Luis A. Balcarce /PD).-¿Hasta qué punto son ciertas las bravatas de Mohamed VI? El sátrapa marroquí lanzó ayer sus más que medidas protestas desde Rabat con motivo del viaje real a Ceuta y Melilla. Repitió los argumentos ya conocidos para condenar la «lamentable» visita, que calificó de «acto nostálgico de una era oscura y definitivamente superada», pero con mucha menos solemnidad de la esperada, como destaca El Periódico. ¿Un gesto que parece ser conciliador como cree Exteriores o el fin del paripé?

Pero como informa PD lo hizo desde un timorato comunicado de prensa. No fue el mensaje televisivo que muchos esperaban. Hay mucho de cartón pintado en los duros calificativos expresados ante «la flagrante falta de respeto» por parte del Gobierno español de «la letra y el espíritu» del tratado de amistad y cooperación de 1991. Así, responsabiliza a España de «las consecuencias que pudieran poner en peligro el futuro y la evolución de las relaciones entre los dos países», e incluso llega a denunciar la «explotación» política de las «constantes nacionales sagradas» de Marruecos.

Y poco más. Esto huele a que ya estaba todo pactado. Zapatero no arriesgaba. Muchos se preguntaban por qué ahora la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla. La visita de Felipe en Marruecos sólo unos pocos días antes inaugurando en Marrakech una nueva sede del Instituto Cervantes y la biblioteca Gabriel Aresti fue preparar el terreno. Quizá tenga razón Asís Timmerman cuando en El Semanal Digital dice que asistimos a una «representación de intensidad pactada, pese a que el régimen alauita no module al detalle la voz de cada diputado o manifestante convocado».

Nada mejor que dos ciudades hirviendo de españolismo cuando el presidente apuesta por mostrarse como el guardián de la nación española. El Rey le ha hecho un favor enorme a un presidente que necesitaba un golpe de efecto luego del fracaso de la negociación con ETA.

Como régimen autoritario y nacionalista, la necesidad de un enemigo externo se hace indispensable y para eso están los sobreactuados reclamos por Ceuta y Melilla. Pero el verdadero interés estratégico de Marruecos es asegurar la explotación del Sahara Occidental y sus aguas territoriales. A cambio, Zapatero debe colaborar sin tapujos en la definitiva disolución del pueblo saharaui. Lo demás es una pataleta calculada para consumo interno y pactada de antemano con Moncloa.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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