DISCURSO DE MARIANO RAJOY


Amigas y amigos del Partido Popular:

Hoy me presento ante vosotros con el ánimo de quien afronta el reto más importante de su vida. Un reto personal que es, también, de todos. Para mí, Mariano Rajoy, pero también para el Partido Popular y para millones de españoles que miran hacia nosotros esperando una respuesta a los problemas de España.

Hoy es un día demasiado hermoso para dedicar un solo minuto a hablar de este gobierno. He venido a hablaros de futuro y de ilusión, que es lo que nos piden nuestros compatriotas. Ilusión por volver a la concordia y a la unidad. Eso es lo que quiere la mayoría.

Ilusión por recuperar eso tan elemental como es el sentido común y el sentido de estado. Eso es lo que quiere la mayoría. Ilusión por encarar el futuro con energía y optimismo. Eso es lo que quiere la mayoría: un proyecto que nos una.

Un Nuevo Consenso. Un consenso de todos y para todos. Un consenso generoso que beneficie al conjunto de la sociedad española. Que fije un destino común que nos permita hablar de España sin bajar la voz ni la mirada.

Quiero cambiar la miopía de los que nos han gobernado por la responsabilidad, la falta de energía por la decisión, la frivolidad por la eficacia y la mediocridad por la ambición de ser cada día mejores.

Quiero liderar las ganas de cambio que tiene la mayoría del pueblo español y lo voy a hacer desde la moderación y la tranquilidad. Voy a ser el presidente de todos y para todos. Quiero ser presidente del gobierno de España porque este es el compromiso más apasionante que puede imaginarse.

Sólo me ha traído hasta aquí el amor a España. Así me lo enseñaron, así lo vivo y así quiero transmitírselo a mis hijos para el futuro. ¡Amar a España y servir a España, no se me ocurre una vocación mejor!

Queridos amigos.

Estos años no han sido fáciles para mí. Como vosotros he sentido la desazón y la fatiga de enfrentarme a días, semanas y meses en los que éramos insultados por defender nuestras convicciones.

No han sido años fáciles porque cuando se rompen los consensos la política se hace muy cuesta arriba. Cuando se tiene delante un muro de hostilidad, la política se vuelve desabrida y, algunos días, resulta triste.

Todos hemos vivido momentos muy duros, pero nunca me faltó vuestro apoyo. Cuando veo vuestra mirada y os escucho sé que hemos hecho lo correcto. Hemos dado las batallas que teníamos que dar, las importantes, y creedme, muchas las hemos ganado.

Desde la oposición hemos rendido un gran servicio a España. Hemos frenado muchos disparates, hemos defendido el patrimonio común, hemos conseguido que las cosas no fueran a peor. Hemos sido un dique frente a una marea de frivolidad, demagogia y relativismo.

Hemos estado a la altura de la circunstancias. Empezamos la legislatura solos. Ahora estamos más acompañados que nunca y vamos a ganar las elecciones generales. Os doy las gracias y os felicito por ello.

Me habéis demostrado con palabras y con hechos que sabéis estar ahí, a las duras y a las maduras. Quiero deciros que me gusta mi partido. Me gusta su gente, su generosidad. Me gusta que cuando os ponéis a trabajar lo hacéis bien, con eficacia, sentido común y responsabilidad. Me gusta porque tenéis convicciones y sabéis defenderlas con la fuerza de la razón y la palabra. Me gusta porque sois un ejemplo y un acicate.

Porque es un honor liderar un partido que cuenta con gente valiente como María San Gil, como Regina Otaola, y como el resto de todos nuestros compañeros en el País Vasco.

Gente que no se arruga ante el chantaje. Gente que da la cara por la libertad y por todos nosotros. Gente que tiene el coraje de impedir que haya un mástil desnudo en Lizarza, que es capaz de izar con sus propias manos la bandera de la España democrática.

Con un partido así sé que ¡Vamos a ganar!

Lo siento en mi corazón y sé que lo sentís también vosotros. Está en el aire. Se nota la energía que nos llevará a ganar las elecciones. Se palpa aquí y ahí afuera. En el ejemplo de Regina, pero también en el ejemplo de esta maravillosa Valencia de Rita y de Paco. Aquí se siente el aliento que nos llevará a la victoria.

Es el aliento de la eficacia y de las cosas bien hechas. De la modernidad y el progreso. Del empuje y el dinamismo. De la creatividad y del bienestar.

¡Valencia derrocha empuje y ambición de ir a más! Derrocha empuje y ambición de ser mejores, de hacer las cosas mejor. Valencia es un buen ejemplo de lo que somos. Sois una Comunidad ejemplar. Que da sin preguntar. Que quiere progresar.

Que no duda en ofrecer su éxito y compartirlo con toda España, con la España de todos, con la España solidaria, con la España que espera que demos por ella lo mejor que tenemos.

Queridos amigos.

Sabéis que llevo en la política muchos años. Se puede decir que tengo algo de experiencia. No soy tan listo como para no equivocarme ni tan tonto como para no darme cuenta de que, a veces, me he equivocado. Os aseguro que he aprendido de mis errores y creo, modestamente, que he tenido algún que otro acierto. No hay más que vernos hoy para saber que no hemos hecho las cosas mal.

De mí se opinan cosas que no voy a entrar a discutir. Sin embargo, creo que nadie podrá decir que falté a la palabra dada, que no cumplí un compromiso, que no busqué el entendimiento o que rechacé una buena solución por sectarismo.

Creo que la gente sabe que se puede confiar en mí, que soy fiable y previsible. Me tengo por un político que antepone la responsabilidad y el sentido común a cualquier otra cosa. Que defiende el valor de la moderación, el diálogo y el consenso. Que no busco genialidades, sino soluciones a los problemas de la gente.

A mí no me gusta ni la demagogia ni el populismo porque ni una ni otro contribuyen al bien común. La demagogia nos engaña, nos escamotea el origen de nuestros males y nos impide encontrar las auténticas soluciones. El populismo es la herramienta de aquellos gobernantes que no confían en sus gobernados.

No quiero para España ni demagogia ni populismo. No creo en los tópicos de cartón-piedra ni en los discursos vacíos. Quiero verdad, esfuerzo y rigor.

Rechazo el relativismo por muy fácil que nos pueda hacer la vida. Creo que existe diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, y creo que debemos esforzarnos siempre en hacer lo correcto.

Yo me esfuerzo en enseñárselo así a mis hijos, como todos vosotros, y me niego a aceptar en la vida pública lo que no acepto en mi vida privada. Creo que no se puede tratar igual al trabajador que al holgazán, al que cumple la ley que al que la desafía.

No es lo mismo una cultura que respeta la igualdad de la mujer que otra que no lo hace. No son culturas iguales y no podemos pretender que lo sean.

No creo que todo sea intercambiable ni relativo.

No creo ni en el “qué más da”, ni en el “como sea”.

Por eso admito el error pero no la dejadez ni la frivolidad.

No admito que la izquierda nos mire por encima del hombro, que quiera darnos lecciones democráticas o carnés de ciudadanía. No acepto que algunos pretendan decir que son mejores personas que nosotros porque son de izquierdas.

Todos vimos de qué manera cayó el Muro de Berlín, todos vimos lo que había detrás, y no es para estar orgulloso. Rechazo especialmente esa izquierda que no ha sido capaz de mirar con honradez intelectual a su pasado y se limita a buscar unas culpas inexistentes en el adversario político para mantener vivo un espejismo que hace tiempo se ha roto.

No creo estemos en deuda con los nacionalismos. Los derechos son de las personas, nunca de los pueblos. Sé que existen los nacionalistas, he convivido con ellos y puedo seguir haciéndolo, pero también han de saber que defenderé hasta el último aliento que la soberanía nacional es única e indivisible. Ya es hora de poner cordura en esta subasta de soberanismo.

Queridos amigos.

Creo en la libertad. Creo que es el impulso más noble del ser humano y un motor de progreso y bienestar. Por eso, condeno las dictaduras, ¡todas! Creo en la ley como mejor expresión de la voluntad popular.

Ella es la que garantiza la igualdad de los ciudadanos ante el Estado, la que protege al débil y pone límites al poderoso, la que garantiza nuestra independencia y nuestra libertad. No hay nada por encima del imperio de la ley democrática.

Creo en una política al servicio de los sentimientos y eso significa proteger a la familia, creer en ella y defenderla. En la familia nos hacemos personas, en ella aprendemos a vivir, descubrimos el mundo de los afectos y lo que significa sentir la convivencia.

Por eso, creo que hay que educar a nuestros hijos lo mejor posible, hay que proteger a nuestros mayores y hay que amparar a los que han tenido peor suerte en la vida. Esto es lo que define a un político con sentimientos, un político serio que desprecia la frivolidad.

Queridos amigos.

La justicia existe. Existe cuando se protegen los derechos de la persona. Existe cuando la gente vive segura. Cuando se reconoce el esfuerzo y el trabajo, cuando se premia el mérito y todo eso que nos hace un poco mejores. Éstas son mis convicciones.

Siempre que me he dirigido a vosotros y a todos los españoles lo he hecho desde ellas. Nunca las he ocultado. Han sido ellas las que me han traído hasta aquí y quiero que sean el soporte de mi gobierno. Sí, queridos amigos, estoy aquí por esas convicciones y por amor a España. Para mí ser español es un privilegio.

Un privilegio que comparto con 44 millones de compatriotas. Logramos nuestra unidad antes que nadie en Europa. Admiramos al mundo con una hazaña como el Descubrimiento. Nuestro genio lo acreditan centenares de poetas, pintores, investigadores, escritores o pensadores de fama universal.

Si somos un gran país, si somos una gran nación, ¡por qué no lo vamos a poder decir! ¡Por qué no vamos a estar orgullosos de ella y de nuestra Historia! Todo lo que somos es el producto de nuestra Historia centenaria.

Una Historia a la que no quito una coma ni pretendo contarla de manera distinta a como sucedió. Yo asumo todas sus páginas.

Lo hago para no repetir las que fueron negras y para tratar de imitar aquellas que nos enorgullecen. Creo que sería bueno que imitáramos a quienes escribieron las páginas de la Transición. Que imitáramos a quienes levantaron una democracia que ha sido y es ejemplar.

Lo hicieron juntos, dejando atrás los reproches y sumando voluntades. Lo hicieron juntos, hombro izquierdo con hombro derecho. Nos dieron la Constitución y gracias a ella hicimos grandes cosas en los últimos treinta años. Volvimos a ser un país admirado en Europa. Volvimos a ser respetados. Recuperamos el semblante de una España fuerte, segura de sí misma y unida.

Queridos amigos.

Ahora que nos gobierna alguien que pone en cuestión toda esta herencia. Ahora que nos gobierna alguien que se jacta de no haber aprendido nada de sus rivales políticos, yo sí afirmo que he aprendido de quienes no piensan como yo. Comparto lo que hizo una parte de la izquierda durante la Transición y coincido con mucha gente de izquierdas en cosas importantes.

Porque sé que vosotros lo queréis también, en las próximas elecciones generales pediré su confianza a quienes votaron a la izquierda en el pasado. Lo hago porque tenemos que sumar nuestras voluntades los que creemos que la igualdad no puede ser doblegada por el egoísmo de los privilegios. Lo hago porque tenemos que estar unidos los que queremos que la unidad de España no puede romperse por quienes no quieren saber nada de ella.

Lo hago porque en la España que yo quiero, cabemos todos. Mi idea de España es la de una patria común basada en la justicia de la libertad y la igualdad. Una Nación de ciudadanos libres e iguales. Es una gran Nación que se siente fuerte y unida, cohesionada por un esfuerzo compartido. Es una España donde todos arrimamos el hombro, juntos, orgullosos de lo que somos y seguros de que unidos nada se nos pondrá por delante.

Queridos amigos.

Hoy estoy más preparado que hace 4 años para gobernar nuestro país. Quiero llegar a La Moncloa con vuestro apoyo y con la fuerza de los ciudadanos, pero también con humildad y con modestia. Yo ofrezco otro modo de gobernar. Otro proyecto y otro horizonte de prioridades.

Quiero fijar un horizonte que empiece por mejorar el bienestar de todos, empezando por las familias. Voy a luchar porque las familias lleguen a fin de mes, porque los salarios den de sí, porque deje de agobiar el recibo de la hipoteca. La única manera de demostrar el éxito económico de un país es si progresan las familias, si hay estabilidad en el empleo, si no se olvidan las pensiones de nuestros mayores, si los jóvenes saben que podrán mejorar si aprovechan las oportunidades que se les brindan.

Para lograrlo hay que trabajar más y mejor. Hay que afrontar nuevas reformas económicas. Hay que bajar los impuestos y poner en marcha la reforma fiscal más importante de la democracia. Hay que ser productivo y competitivo, hay que ganar posiciones en la economía global.

Esto empieza por la educación y la formación. Si queremos impedir que nuestros hijos sean los parados de la economía global tienen que hablar inglés. Y si queremos que prosperen tienen que haber aprendido el valor de la autoexigencia, del esfuerzo y del trabajo.

Nos tiene que quedar claro a todos, empezando por quienes somos padres, que sin respeto al profesor los alumnos no podrán dar lo mejor de sí mismos. Sin excelencia en la educación desaparecen las oportunidades.
El futuro de España pasa porque acertemos en la calidad de la enseñanza.

Si no queremos ser peores en el siglo XXI hay que educar a nuestros jóvenes en las tecnologías y en la ciencia. Hay que prepararlos para una carrera que va a discurrir por las duras y competitivas pistas de la economía del conocimiento. Muchos países van a quedarse fuera de la Era Global porque no han comprendido la dimensión de sus retos.

Yo no quiero que España acabe en la cuneta.

Yo quiero que España cuente en un mundo donde hay que tomar decisiones, y vuelva a hacerse respetar como la parte que somos de Europa y de Occidente. Quiero que tengamos éxito, pero eso exige trabajar en equipo y ser flexibles para que nuestra economía crezca más pero también mejor. Vamos a ser socialmente ambiciosos.

Vamos a construir entre todos un modelo de crecimiento más competitivo, pero también más humano. Un modelo donde el triunfo no sólo sea material.

Donde se pueda trabajar por resultados. Donde la paridad no sea la excusa para renunciar a la igualdad de las mujeres. Donde sigamos aprovechando la experiencia de nuestros mayores. Donde los inmigrantes tengan derecho a ser españoles si quieren vivir como nosotros. Donde los padres progresen profesionalmente sin tener que renunciar a ver cómo crecen sus hijos o dejar de cuidar a sus mayores.

Vamos a dar la batalla de los sentimientos individuales, cuidarlos entre todos, para que todos ganemos colectivamente.

Queridos amigos.

Quiero que saquemos lo mejor de cada uno de nosotros para que España cambie y vaya a más.

Quiero una Nación fuerte y cohesionada, respetuosa de su esencia diversa y plural pero leal, generosa y solidaria entre sus comunidades y regiones, donde el agua sea de todos y se reparta a quien la necesite.

Quiero una Nación de personas iguales, en la que nadie sea más que otro, ni nadie reciba más que otro por haber nacido en un sitio o en otro.

Quiero una España donde se pueda hablar valenciano y catalán, euskera y gallego, en casa, en la calle o en la escuela.

Pero también quiero una Nación en la que todos podamos utilizar nuestra lengua común, la lengua de todos los españoles: el castellano.

Quiero una España en la que cumplir la Ley, honrar nuestra bandera y nuestros símbolos no sea un acto de heroicidad sino un ejercicio de normalidad democrática.

Quiero una España convencida de la derrota de los terroristas.

Quiero una Nación que pueda mirar al futuro sin incertidumbres, que se asome al mundo donde nos corresponde: al lado de las mejores democracias del planeta.

Queridos amigos.

Este es mi proyecto. No es un proyecto personal a mayor gloria de mis iniciales. Es un proyecto que aspira a ser de todos. En vuestra mano, en nuestra mano, está empezar una nueva etapa. Una nueva etapa que requiere un nuevo liderazgo, un nuevo consenso y un nuevo impulso reformista.

Quiero forjar un Nuevo Consenso, con mayúsculas. Un Nuevo Consenso que abra una nueva etapa de estabilidad, progreso y bienestar para el conjunto de la sociedad española. Un Nuevo Consenso que sirva a todos, que piense en todos y que exija a todos.

Este es el horizonte colectivo que os ofrezco y para el que pido vuestra ayuda.

Sabéis quien soy. Sabéis que he crecido con vosotros, al mismo tiempo que este partido. He librado sus batallas, he sufrido sus derrotas y he disfrutado sus victorias. He llorado sus lágrimas y he penado todos y cada uno de sus duelos, que han sido muchos. He dado media vida por este partido pero el partido me ha devuelto toda una vida.

He disfrutado, he trabajado para el bien común y he tenido el honor de participar en los mejores gobiernos de nuestra democracia, los que presidió José Mª Aznar.

Hoy me siento un privilegiado. Soy el candidato del mejor partido de Europa. Os pido que me acompañéis en la búsqueda de un proyecto generoso de concordia. Un proyecto en el que lo único importante sea lo que nos une a los españoles. Solo os puedo prometer que voy a dejarme la piel en el empeño de ganar las próximas elecciones.

Ayudadme a convencer a los españoles de que es un proyecto por el que vale la pena luchar entre todos. Salid a la calle a luchar por él.

Hacedlo con la ilusión de siempre. Hacedlo con responsabilidad democrática y sensatez. Buscad a los emprendedores, a los que madrugan para hacer bien su trabajo, a los que trasnochan para pensar en como mejorar su vida.

Hablad a la España que trabaja, que lucha, que quiere ser mejor. Ellos son la mayoría y decidles que no les vamos a defraudar.

Vamos a ganar porque hay un futuro apasionante, exigente, que nos está esperando.

Nuestras convicciones son nuestra fuerza.

La libertad, la creatividad, el coraje y la alegría son nuestra fuerza.

España es nuestra fuerza.

Hagamos posible que todos podamos celebrar con orgullo que somos españoles.

Juntos podemos.

Juntos haremos este sueño.

MARIANO RAJOY
Valencia, 27 de octubre de 2007

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