El «raca raca» de Ibarretxe vuelve a La Moncloa

El "raca raca" de Ibarretxe vuelve a La Moncloa

(Periodista Digital).-El discurso mesiánico de Ibarretxe -hasta el punto de rozar el «desvarío» como le repochó la vicepresidenta- incomoda a Zapatero. Se notó cuando ayer evitó hablar de este asunto en su intervención inicial del Foro ABC.

Fiel a su estilo, intentó parecer contundente al decir que el plan Ibarretxe «es una iniciativa que carece de toda viabilidad» y se ha hecho «sin contar con la pluralidad de la sociedad vasca».

Por tanto, rechazó de plano aplicar el artículo 155 de la Constitución (que permite al Gobierno adoptar las «medidas necesarias» en una Comunidad Autónoma que atente contra el interés general o no cumpla con las obligaciones que la Constitución y las leyes le imponen): «En ningún caso será necesario aplicar ninguna medida extraordinaria. Lo garantizo».

Zapatero representa a un PSOE distinto del que emergió luego del Pacto de Estella y que suscribió el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Lo recordó Aznar al acusar al presidente de negociar con los terroristas a sus espaldas mientras de cara a la opinión pública dada lecciones de consenso. De confirmarse, sería escalofriante. Datos no faltan y la hipótesis no es descabellada. En todo caso, la reacción de Zapatero al órdago de Ibarretxe fue una respuesta tibia y meliflua, embadurnada de retórica electoralista que incrementa su sensación de debilidad.

El caso es que a Zapatero le incomoda tanto los desvaríos del lehendakari como los que pregonan la unidad de España. El «raca raca» de Ibarretxe le resulta tan chirriante como las exigencias de la defensa de la unidad de España. Lo suyo, como puntualizó Edurne Uriarte, es un modelo intermedio de dos «raca raca», una España no del todo disgregada pero tampoco muy unida.

Zapatero pedirá «cordialmente» a Ibarretxe que «antes de buscar un nuevo pacto entre Euskadi y el conjunto del Estado, logre un acuerdo entre los vascos». En su opinión, la «idea» de Ibarretxe no es nueva. Si ha resurgido ahora tiene «mucho que ver con las elecciones y con quién ha de ser el candidato del PNV». Una vez más, el dichoso talante en su nuevo estilo basado en la «serenidad» y el «sosiego» -palabras que repitió varias veces en su intervención, quizás aconsejado por algunos de sus 656 asesores-, como ironiza hoy ABC.

«No perdería un minuto»

Ni un minuto perdería Mariano Rajoy con Juan José Ibarretxe si estuviera en el lugar del presidente del Gobierno. El líder de la oposición recomendó ayer al jefe del Ejecutivo que sea tajante en su negativa al plan del lehendakari y que lleve su rechazo más allá de los comicios de marzo. «Le pido que diga ‘no’ por convicción y no porque tenga miedo a perder las próximas elecciones», reclamó a José Luis Rodríguez Zapatero.

«Yo, en esa reunión, no perdería ni un minuto», confesó Rajoy en Tomelloso en un encuentro de Familias y Mujeres del Medio Rural. «Lo único que hay que decirle al lehendakari es ‘no’», añadió y exigió a Zapatero que inste a Ibarretxe a cumplir la ley; le recuerde que España no se discute; le pida que no cree más dificultades y se dedique a resolver los problemas de los vascos. El resto del tiempo previsto para la entrevista, le aconsejó que lo empleen en hablar de la economía, los precios de la cesta de la compra, los retos que tiene España, etc.

El presidente del PP coincidió con el jefe del Ejecutivo en la conveniencia de aportar serenidad al debate político. «Yo quiero una España serena», afirmó al recordar que idéntico deseo también expresó Rodríguez Zapatero el domingo. «Debería haberlo dicho hace tres años y medio -replicó-, cuando abrió el melón de las reformas estatutarias sin consenso, generó una falta de serenidad y gran confusión en la sociedad».

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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