(PD/Agencias).- Pernando Barrena anunció «un nuevo ciclo de violencia» y ETA hizo estallar 24 horas después una bomba bajo el coche que habitualmente utilizaba Juan Carlos Domingo, concejal del PSOE y conduce su escolta, Gabriel Giner Colás. Giner, que es militante del PP, salvó la vida milagrosamente porque el vehículo quedó destrozado.
Con la excepción del coche bomba de Barajas, ETA llevaba sin cometer un atentado mortal desde mayo de 2003, cuando los terroristas asesinaron en Sangüesa a dos agentes de la Policía Nacional. Hacía, por tanto, cuatro años y medio que la banda no atentaba de forma discriminada y selectiva contra personas.
La bomba de ETA contra Ginés obedece a su lógica de llevar el terror a la sociedad vasca y, posiblemente, a los miles de escoltas que prestan sus servicios en el País Vasco y Navarra, a los que la banda señala como objetivos potenciales en este atentado.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha reclamado la unidad de todos los partidos contra el terrorismo. Asimismo, ha garantizado a la sociedad que «el Estado democrático esta muy fuerte y muy preparado para este combate». En el pleno del Senado y en su primera intervención pública después de que ETA atentara en Bilbao, Zapatero ha condenado la acción terrorista y ha expresado su más «absoluto rechazo».
Pero con palabrería hueca no se llega muy lejos. ETA le ha tomado la medida al presidente luego de la tregua, las palabras de advertencia de Batasuna iban en serio y el Gobierno ha quedado en evidencia. Haber dinamitado el Pacto Antiterrorista fue ir demasiado lejos. Ir de socio con los separatistas y negociar con asesinos es de un aventurismo insensato.
