Cómo enseñar a un nacionalista a izar la bandera española

(PD).- Hay que imponerse al desencanto. Que en tu ayuntamiento no se iza la bandera española? Que los nacionalistas no quieren? Aquí y gracias al ingenio de Interbricomanía, te enseñamos en apenas tres minutos una forma práctica de conseguir que la bandera española recupere su sitio, presidiendo todos los edificios oficiales. Algo imprescindible en los tiempos que corren y de cara al 12 de Octubre.

Subraya este lunes Ignacio Camacho en ABC, que en la sociología electoral española se está incubando en los últimos meses un curioso misterio: el de cómo es posible que un partido -la UPD de Rosa Díez y Fernando Savater- formado por desencantados de la izquierda suscite más simpatías entre los electores del PP que entre los del PSOE.

Al margen de que los de «los de izquierdas» suelen apoyar a sus partidos y candidatos sin fijarse mucho en lo que hacen y «los de derechas» -al menos en España- acostumbran a semter a sus representantes a un mayor escrutinio político y ético, no puede ser ajeno a eso la defensa de España como nación y de sus ímbolos que han hecho y hacen Rosa Díez y los suyos.

En cualquier caso, parece evidente que el Partido Popular no ha sido hasta ahora capaz de perfilarse frente a la opinión pública con la «gran alternativa».

Las encuestas preelectorales -la de ABC y otras recientes- reflejan al respecto un inquietante síntoma de pesimismo; una clara mayoría de consultados considera que va a ganar el PSOE, incluidos en ella muchos de quienes desean el triunfo del PP y se manifiestan dispuestos a votarlo.

Tras reseñar que la diferencia entre PP y PSOE es muy escasa, lo que deja el resultado de marzo en el alero, concluye Camacho que el «desencanto» favorece a Zapatero:

De alguna manera, se ha instalado en el cuerpo electoral la idea de que el resultado de marzo depende más de los errores del Gobierno que de los aciertos de la oposición. Y lo peor es que muchos votantes perciben que ésa es también la convicción de un PP que debería sentirse más estimulado a vencer por sus propios méritos.

Resulta realmente desalentador que un Gobierno incompetente, suspendido en casi todos los aspectos, permanezca al frente de las posibilidades de victoria.

El estado actual de la opinión pública es un caldo de cultivo ideal para el surgimiento de una alternativa, y sin embargo parte del electorado que debería potenciarla coquetea con el apoyo testimonial a UPD en un palmario clima de falta de entusiasmo.

Rajoy debería hacérselo mirar: algo falla en la oferta del centro-derecha cuando la decepción, con ribetes incluso de alarma, ante la gestión (?) zapaterista no cuaja en una oleada decidida capaz de enviar al Gobierno a su casa.
¿Quiere esto decir que hay que resignarse a otra victoria de ese Zapatero que ahora parece disconforme con su popular acrónimo de ZP y busca investirse mediante el marketing de una respetabilidad que no ha sabido ganarse como dirigente público?

En modo alguno; con el estado de disconformidad y hastío que subyace en la opinión ciudadana, sería realmente lastimoso que así ocurriera. El recambio es posible y la distancia corta, pero se necesita un empujón.

Una corriente de emoción, una sacudida de empeño, un impulso imaginativo de convicción que vaya más allá de la apelación al sentido común. Hace falta fe en la alternativa y capacidad de transmitirla. Y, si no es mucho pedir, un equipo y un programa capaces de convertir el simple desencanto en una esperanza.

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