Zapatero confirma que las elecciones serán el 2 o el 9 de marzo

(EFE / PD).- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho que «no hay muchas fechas posibles» para celebrar las próximas elecciones generales en el mes de marzo del 2008 si se tiene en cuenta la Semana Santa, y ha barajado como factibles los días 2 y 9.

Entrevistado en El programa de Ana Rosa, de Tele 5, Zapatero no ha querido desvelar la fecha concreta de los comicios, que el Rey ya conoce. En democracia, a su juicio, hay que «respetar las formas», por lo que anunciará la fecha el día que se disuelvan las Cortes y, «por cortesía», después de llamar al líder de la oposición, Mariano Rajoy.

Sólo ha apuntado que las elecciones serán un domingo de marzo y ha señalado que con la Semana Santa –el 16 de marzo es domingo de Ramos y el 21 es Viernes Santo– «se puede intuir qué domingo» se celebrarán.

Preguntado en concreto por el día 8 de marzo, ha sonreído y ha señalado que el domingo cae en 9, pero, a renglón seguido, ha recordado que también el día 2 es domingo.

La consulta de Ibarretxe

Por otra parte, Zapatero ha dicho que es su «deber» reunirse con el lendakari, Juan José Ibarretxe. «Tenemos un problema muy serio», ha afirmado, y ha avanzado que su intención es decirle «que no se puede hacer esa consulta y que no se va a hacer esa consulta».

Zapatero ha hecho referencia a la propuesta de Ibarretxe, pero ha querido dejar claro que no se trata de la convocatoria de una consulta, sino del «anuncio de la intención de intentar hacer algo que no puede hacer, y como no lo puede hacer no va a pasar; es sencillamente imposible». A su juicio, el problema no lo tiene el Gobierno de España, «lo tiene el señor Ibarretxe,» que deberá salir de este «de alguna manera que a día de hoy no conocemos».

Como ya dijo ayer en el pleno del Congreso, Zapatero ha recalcado que las instituciones del Estado de derecho no deben estar preocupadas y ha reiterado que «quien tiene que tener preocupación es quien no respeta la ley o tiene la tentación de no respetar la ley».

Serenidad y responsabilidad

Ha garantizado que los problemas políticos se resuelven mejor con serenidad y responsabilidad, se ha mostrado convencido de que «el código genético de la democracia es el diálogo» y ha reafirmado que, a través de él, intentará convencer a Ibarretxe y le comunicará que no se realizará la consulta que ha anunciado. Tras recordar que la consulta no ha tenido lugar a pesar de que Ibarretxe la anunció hace ya siete años, días después de que el PP ganara las elecciones generales, Zapatero ha reiterado su confianza en que el diálogo es la mejor vía para «disolver un conflicto».

El jefe del Ejecutivo ha negado que se reuniera con el lendakari durante el mes de agosto y ha desveado incluso que intentó sin éxito conocer el anuncio de Ibarretxe el día previo al debate de política general celebrado en el Parlamento vasco.

Imaz, «dialogante y constructivo»

Sobre la retirada de Josu Jon Imaz, Zapatero ha destacado que ha tenido un comportamiento «dialogante y constructivo» como presidente del PNV y ha dicho que hay que ser «muy respetuosos» con el futuro de esa formación política». Ha asegurado que siempre se lleva «un disgusto» cuando se va de la vida pública alguien con quien se lleva bien, igual que le ocurriría, dijo, si se retirara Mariano Rajoy. «Tengo una buena relación con él,» ha afirmado.

En este contexto ha lamentado que incluso cuando él y Rajoy están de acuerdo en algo, como es el rechazo a la consulta de Ibarretxe, se confronte en el Parlamento, donde ayer el líder de la oposición atribuyó a Zapatero la responsabilidad de las actuales polémicas soberanistas. «Hasta en lo que estamos de acuerdo vemos críticas del PP», ha afirmado el presidente del Gobierno, que ha recordado que él hizo «una oposición distinta» y que colaboró con José María Aznar hasta que éste dejó de «coger el teléfono».

Zapatero ha reiterado que sus conversaciones privadas con Rajoy son normales y «afables» y que coinciden «en más cosas» de las que luego parece públicamente. Su intención, según ha confesado, ha sido procurar «no descalificarle», incluso cuando ha pronunciado discursos «muy duros, casi apocalípticos», convencido de que el buen tono es compatible «con la mayor firmeza y la mayor capacidad de crítica».

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