Zapatero no está ni se lo espera

Zapatero no está ni se lo espera

(Periodista Digital).-Zapatero regresa de Rusia luego de una intrascendente visita al ex KGB Vladimir Putin para enfrentar en el plano interno la amenaza separatista que le plantea Ibarretxe en el País Vasco y sus socios de ERC en Cataluña con el respaldo del andaluz Montilla. ¿Tiene ZP la autoridad moral para acabar con las bestias que él mismo ha intentado apaciguar durante toda su legislatura? ¿Le queda credibilidad después de sus cesiones y sus pactos con los mismos que quieren desmembrar a España?

Por no hablar de Galicia, donde el BNG celebró este fin de semana su cuarto de siglo entre fervorosas proclamas de autodeterminación. El proceso demencial en el que se embarcó Zapatero ha logrado vaciar al Estado de contenido reventando la cohesión territorial, como se pudo ver en los últimos Presupuestos Generales, de marcado sesgo electoralista. Frente a una estrategia errática, otra, la secesionista que sabe muy bien su Hoja de Ruta.

Se trata, como dice el editorial del ABC, de un «plan B» de ETA: un retorno al pacto de Estella con un frente nacionalista dispuesto a borrar cualquier vestigio de constitucionalismo. «No me temblará el pulso» ha dicho un Ibarretxe crecido tras haberse sacado de encima al moderado Josu Jon Imaz. Mientras que en los discursos de Zapatero se echa de menos la contundencia de un Jefe de Gobierno, en el del mesiánico vasco no hay eufemismos ni ambages: se pretende una consulta de carácter vinculante al margen de lo que pueda pensar el Estado español.

La confluencia de los objetivos del PNV con ETA no puede ser más alarmante. Después de Estella, la estrategia más contundente para acabar con las pretensiones atávicas fue un pacto, el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que dejó moribunda a ETA y muy golpeados los nacionalistas. Ahora llega el momento de un nuevo pacto dentro de los sectores constitucionalistas y Zapatero no está ni se lo espera.

Sus respuestas son endebles galimatías electoralistas que dan mayor sensación de debilidad. Cada vez gana más terreno la idea de que Zapatero está portando un españolismo de hojalata hasta las elecciones y, si gana, retomar la senda de sus planes originales, pactar con los nacionalistas y negociar con ETA. La opinión pública comienza a percibir que Zapatero no está a la altura, que flaquea y que los nacionalistas se lo pueden llevar al huerto las veces que quieran.

El único horizonte posible parece ser uno que vuelva a unir al PSOE y al PP en la trinchera constitucionalista y eso sólo es posible con un presidente que crea en la Constitución y en sus principios. Con Zapatero, el mismo que ha dicho que el concepto de nación es «discutible» y que ha cedido a los nacionalistas cuotas de poder inimaginables, tal pacto es una utopía y su presencia no hará otar cosa que ahondar la centrifugación del Estado, de la que los separatistas ahora se están aprovechando.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

Lo más leído