El método consistía en convencer a incautos de que existe una técnica de imprimir euros en la que colocando billetes auténticos entre dos falsificaciones sin terminar, tras un proceso químico, ‘vualá’, se consiguen tres billetes genuinos. La Audiencia Provincial ha considerado que, al no darse un engaño creíble –sólo un tonto se lo creería– no existe la estafa.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid ha absuelto a cuatro estafadores que engañaron a un empresario haciéndole creer que podía hacerse rico lavando una gran cantidad de euros que eran enviados desde EEUU a Africa para la última ‘fase’ de impresión.
Los estafadores, aseguraban, que que para imprimir los euros era preciso colocar entre dos de estos billetes sin acabar, uno auténtico. Después, con la utilización de unos costosos líquidos, los tres billetes estarán en perfectas condiciones para ser utilizados. Es lo que la Audiencia Nacional ha definido como el nuevo timo de la estampita, porque el panoli es quien en realidad aporta el único billete y el dinero para comprar los productos químicos, en la esperanza de una ganancia que triplicará lo invertido.
La defensa de los nigerianos, representada por Francisco Javier Díaz Aparicio, sostuvo que semejante método no podía ser castigado porque el engaño propio de la estafa no se daba. Y la Audiencia ha dado la razón al penalista.
En conclusión: los nigerianos no han de ir a la cárcel por la víctima pecó de avaricioso e ingenuo. Aunque la jueza instructora, Carmen Valcárcel, quizá haciendo honor a su apellido, les mantuvo presos catorce meses a la espera de juicio.
