¿Una gran coalición PP-PSOE?

(Periodista Digital).-El órdago de Ibarretxe sólo puede ser respondido con contundencia y sin los ambages a los que Zapatero es adicto. El desafío secesionista podría desembocar en una crisis estructural de primer orden si los dos partidos mayoritarios no sustentan los acuerdos básicos que fortalezcan al Estado, que en este momento está débil, flaqueza que perciben los nacionalistas para lanzar su ataque.

No es casual que el órdago nacionalista se produzca en estos tiempos de endeblez institucional patrocinado por un Zapatero que va a los bandazos desde el fin de la tregua de ETA. Los nacionalistas han detectado que sus objetivos pueden lograrse si no hay cohesión interna en los sectores constitucionalistas.

Si ese momento llega sin que se reconstruyan los acuerdos fundamentales, la situación amenazará con volverse ciertamente crítica, al borde de la emergencia, porque si algo tiene demostrado Zapatero es que no sabe sobreponerse a los escenarios de máxima gravedad. Y los nacionalistas le tienen tomada la medida; nada les beneficia más que el alejamiento entre el PP y el PSOE en materia del concepto del Estado.

Esa es la tesis de Ignacio Camacho en su columna en ABC. «Los nacionalistas le tienen tomada la medida a Zapatero; nada les beneficia más que el alejamiento entre el PP y el PSOE en materia del concepto del Estado».

Hoy por hoy, la única hipótesis viable para hacer frente a un reto soberanista de gran escala es la vuelta al entendimiento de un modelo nacional común respaldado por el ochenta por ciento de los ciudadanos españoles y capaz de respuestas a la altura de las circunstancias.

Para el prestigioso analista, sea quien sea el ganador de las elecciones de marzo, su primera prioridad debería ser el restablecimiento de «ese consenso aprovechando la previsible liquidación política del dirigente perdedor», pero hay que subrayar que eso es improbable con Zapatero y mucho más plausible con una figura como Rajoy. Un triunfo zapateril podría darle la razón a los muchos que creen que ZP está ansioso de volver a las andadas con ETA y los nacionalistas.

Lo que está claro es que la respuesta al gran órdago soberanista no se va a poder cimentar en mayorías precarias, ni siquiera absolutas: hace falta un pacto transversal que devuelva la cohesión a un Estado bajo amenaza.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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