¡Qué destellos tenían sus ojos esta tarde!
¡Qué incertidumbre alegre es la esperanza perfecta!
Bordando claridad a la noche pasajera.
Parten los veredictos, las hojas de la tarde
alimentando surco con la suerte encontrada
y el alboroto queda oído próximo al sol.
Clarificada en fechas mi alma te va abrazando
porque eres mi diamante el primero y el buen signo
de mi lucha y esfuerzo la voluntad tenaz
de la estrella que llevas mostrando su valía
con la música en rama y el día es todo blanco
repleto con la vida y curada con el diálogo.
Y encontrándose tal vez deslizándose en rampa
subiendo la escalera que lleva hasta los árboles
de beis y las miradas que todos comprobaban.
De una tarde de Otoño que espera primavera
a un día no anunciado y en un día inconcreto
donde ya se comienzan a acariciar los cielos.
José Pómez
http://pomez.net