En ese miedo idiota conviven los complejos
la amapola elevada y las flores amarillas
se desprenden los ríos y en peñas solitarias
no se acaban de leer los tallos irritantes
de lógica inventada con las dieciséis tazas
a medio incrustar en plateado aventurero
la mota de los lirios y el principio de todo.
Tembloroso reverso y banco de botonera
observan las marismas cenicientas calando
la suma divisoria y el regreso del huido
recuerda la carrera subiendo hasta el desván
recomprando escalones al ritmo de los pasos
desiguales y al trote en busca de ese cobijo
que ofrecían las asas de cocina y paisaje.
Bajando se fabrica el recuerdo y la experiencia
y donde el monte entero surtido de colores
brama y se ausenta el breve celeste más clarito
donde se enturbia la luz como Otoño y acento
sí distinto a los otros permanece el retrato
su irrepetible vértice incomparable en danza
que el bosque que te cuento no cede ni ante el fuego.
José Pómez
http://pomez.net