Se halla justo en crujía y calibrada
no olvida las manzanas ni los patios
algunos con romero y son abiertos.
Esperando regresos que se cumplen
gracias a ella concuerdan para siempre
depósitos y plazos definidos.
Bitácora caoba cristalina
contenedor del pulso y de horizonte
mis ojos se iluminan con los tuyos.
No hace falta más nada mi infinita
guardadora de los vientos del mundo.
Desde el comienzo de flores guiadas
la criatura es tu nombre a dos colores
y en todo de tu agrado desde entonces.
La silenciosa en plata es nana y cuna
la estrella recitada viene a verme
giro: alumbrado de los navegantes.
Espíritu orientado siempre fijo
elevada en la cumbre de las aguas
mi aguja indicadora de los rumbos.
José Pómez
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