Celador conductor cumplidor y amable.

No debes recordarlo e ignóralo de nuevo
las siluetas de lunas apenas se cuestionan
se quedan explicadas en lo que más importa
es la llama la vida la que no se resuelve
en fácil horizonte ni en carrera de un rato.

Viviendo en abedules en parte despeinados
seleccionando las islas en frontal sembradas
como si fuesen motas de lugares dormidos
¡ay que oscuro es el odio y qué blanquísimo acaba!
en una tarde de agua porteada de estrellas.

Vuelve con la premisa desanimada en plato
algo así complicado con cosas de pasada
bajo los soportales y justo antes de almuerzo
estamos todavía a tiempo de hablarlo todo
de un lado a otro urdido desde el después de ahora.

Si acaso te cruzaras allá otra vez conmigo
y justo a la misma hora y en el mismo lugar
quizá yo sí pudiera decirte que es lo que hay
tal como tu mirada me cuenta lo que existe
cuando me lo preguntas mostrando una sonrisa.

José Pómez