Preciosa tamborada
parte de los recodos
de la tienda salada
partiendo amaneceres
que miran el reparto.
La causa que no llega
al marfil de manera
helada e inequívoca
y de las consecuencias
ojeando las leyes.
Vive indudablemente
en la rienda sonora
de la suelta sin furia
mentada y pasajera
en el aire imantado.
Sonajero inaudito
de ambos sentidos dejan
apartada la escala
en la batalla el ritmo
y en la gracia la grieta.
José Pómez