Un terrario cercado
–no muy alto por cierto–
con algún bambú al fondo
deja verse de verde
y arde el suelo de musgo
para dejar bien claro
que en el centro está el árbol;
Y no es un ejemplar
muy robusto o lechoso,
no parece muy viejo,
es de los delgados…
Pero sí es suficiente
para cobijar hasta
veintisiete osos pandas
bellos y amontonados
unos junto a los otros
acomodados todos
encima de sus ramas,
sin apenas esfuerzo,
en el más increíble
y verdadero juego
de equilibrio ordenado.
José Pómez