El fin no finaliza hasta que opina
esa breve elegancia de los días,
y en su costumbre cierta volverías
a ser de nuevo mi arpa matutina.
Donde fue todo nada le ilumina
qué pertinaz la sombra finalista,
la concluyente esclava paisajista
académica espejo y repentina.
Si acotada deslustra maravilla
profunda y contenida desamarra
las lindes de la estrella que nos brilla.
Realidad mezclada en sus desiertos
necesita comprar una pizarra
flechada en dos instantes y ambos ciertos.
José Pómez
http://pomez.net