¡Quieto, palomo! No las invadas
son regulaciones que ya giran
con reglas manejadas por niños
de las adversidades del viento.
Ya se está produciendo en la vida
lo que estaba ocurriendo en el verso,
no es la consulta oscura el remedio
en aguas turbulentas de sueños.
Ni la promesa que amansa rentas
mientras que con las dudas se vendan
apoderados y dominantes
en el filón de altura aumentada.
Se explica como intento en vanguardia
de impedir al pequeño esperanzas
que queda retenido y envuelto
entre entretenimiento obligado.
De fricciones baldías y algunas
desesperadas por lo de siempre
por esa percepción reservada
honrada leal y sorprendente.
José Pómez
http://pomez.net