Los colores de la tierra al estilo
de ese noventa y nueve devaluado
buscan música como otros cansarse
con la música de todos los días.
Una cosa que realmente gusta
es cuando un verdadero artista pone
tanto su pensamiento como esfuerzo
a crear el carril de la experiencia.
Sintetizando el puedo combinado
con la antigua sonrisa futurista
del arte y como se hace perezoso,
bajo una extraña gorra impresionante.
Las pesadas y bajas golpeadas
vibran sin aire con un toque helado,
al flotar sensación del aburrido
papeleo barato y despilfarro.
Deshecho con el ritmo difundido
en la temida esencia del mañana,
en el aire del agua de la esquina,
y contra el aplastado descuidado.
Sonidos soleados que precisan
congregar a las cinco fumadoras
de opio frente al cobijo de la música
definitivamente relajadas.
Ausentadas del tiempo como en porche
trasero están y, esperan las canciones;
como unos juegos sin trampas en largos
viajes –mucho más lejos– se difunden.
José Pómez
http://pomez.net