Con la perfección del moño y del asta
en las formas sencillas
la obsesión de la historia refinada
y el turno de amarillas.
Y con la sensación que se transmite
todo lo que te importa
llega justo detrás de los impulsos
la pausa que conforta.
Definitivo riesgo de villar
a imágenes sensible
reimplica con las luces el estímulo
de experiencia imbatible.
Al contraste pionero del momento
la sensibilidad
del detalle y la acción obsesionada
queriendo ser ciudad.
Ancha y perfecta como en movimiento
con el silencio uñido
el artista de la quietud continua
es gesto y es sonido.
Después en lo profundo los paisajes
la estética suplente
se ambienta en una influencia patentada
contra el más inocente.
Contigo el tiempo expira suficiente
murmullo adormecido
bajo la norma clásica del péndulo
a un ritmo reducido.
José Pómez
http://pomez.net