Lo poroso
Al recibir las luces
se borraron las nubes,
quedó bajo la Luna
relajada fontana,
en clásica ilusión
de tarde perfumada
y reto contestado.
Pañuelo de la orilla
de la daga del fuego,
del león que te baña
en ese viento eterno,
en castillo, la herida
de una ola que deshoja
el libro de la vela.
Y sus inclinaciones
en crónica agitada
los gritos suspiraban;
como vivos cristales
que alertan los reflejos,
dejando nuevamente
laguna estremecida.
José Pómez
http://pomez.net