Reniega hondura al gajo de naranja
con terquedad de un claro reflejado
por calor desprendido desde el monte
que indica dónde está con agua ausente;
como las cuatro perlas más brillante
se perdieron y no pude pegarlas,
despierta la frambuesa en atención
de la altura con la conciencia limpia.
Y no hablaré de las bellas hortensias
que quedan atrás, ni de las que adornan
tus sienes; pero sí de esos nenúfares
y sus flores que se nublan apenas
consigues acercarte en tu reflejo,
te reclinas, y asomas con tu rostro
frente al espejo de aguas cristalinas
por aquí está el agua hasta con sus peces.
Enmendando velada transparencia
presentida de seda y en la roca
de una serenidad alentadora
como una curva de cerezo anclado,
que por proximidad extrema oblicua
yo creo que tú no alcanzas a verte
desde aquí no lo ves; pero yo sí
veo sobre tus hombros unas alas.
José Pómez
http://pomez.net