En los olivos de la torre nueva
surge el ejemplo vivo sutilmente,
un asiento dorado que promueva
el contrapunto ofrenda que lo aliente,
el lienzo retratado y en la cueva
su imagen candidata omnipotente,
la Señora del rumbo sola es prueba
en la peña sentada nunca ausente.
Juega la escena y vence con la idea
alojando la flecha del ingreso,
se sostiene en la curva con tarea
profundiza honradez en el proceso;
para que vuelva lira en la marea
esperando salida del regreso.
Por la calle salero y los plateros
cargando margarita en los esteros.
José Pómez
http://pomez.net