Carina
Para la dama de la Virgen blanca
que pide perdón sin ningún motivo,
comparte su alma con la voz profunda
del mudo verdadero acostumbrado.
A los consejos no pedidos callo;
para que te hagan sola razonable
y feliz descansada por el mundo
de tus manos que aprietan esas cintas
de papel envolviendo tus galletas.
Y no quiero que mueras despegada,
y no quiero que mueras ni de hambre
y no quiero que mueras alejada,
y sé que no lo harás so enamorada
carina de trenzados celestiales
porque la amas con eterna locura.
José Pómez
http://pomez.net