Bella bella suprema patria bella,
si Dios quiere, mañana por mañana…
seré, otro distinto y de otros mares,
no sé si me amarás si te das cuenta;
si me regalarás tu compañía,
o tardarás aquella eternidad
–que duraba un suspiro de los tuyos–
en animar mi frente con tus brazos,
con tu caricia en mi hombro y tu sonrisa
más incalificable por valiente
me resisto a quedar embarrancado
en la tristeza de la pincelada
tiempo, que nada sirve sin su ayuda;
Y con él, y contigo, seré yo…
si Dios quiere, mañana… marinero.
José Pómez
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