Es hora de empezar a cambiar el chip con la cantinela de la I+D. No son otra cosa que una excusa para aumentar el gasto y devolver a través de ayudas y subsidios favores políticos a empresarios amigos. El que quiera innovar, que invierta y asuma el riesgo. Sala i Martin pasó por La Rioja (Expansión, 11/05) y lo dejó claro: «la innovación no viene por aumentar el gasto en I+D por muy sexy que que resulte eso para los Gobiernos». Y difícilmente suceda en Europa, «donde hay demasiadas clases de macramé en las escuelas y pocas que fomenten el espíritu crítico». Obvio, las empresas no salen de los laboratorios planificadores del Estado. Una última observación. El economista catalán teme por el neonacionalismo. «Cuando un país como Francia declara al yogurt un sector estratégico para evitar que Pepsi compre Danone, tiene un problema de flora intestinal, si no, no se entiende». Vale, Xavier. Y hablando de nacionalismos, ¿por casa cómo andamos?
