Juan Cruz Osta (Periodista Digital).- Por Palma de Mallorca anda la «impertinente» Carmen Rigalt. Y, como cada verano, la arma gorda. Este sábado cerraba El Mundo con una crónica titulada: «¿Por qué el Rey no se habla con Letizia?» Y el propio don Juan Carlos se ha encargado de desmentirle. Carantoñas, sonrisas y buenas caras entre el monarca y la princesa, en la pose para la foto familiar del verano. Desmentido real.
Esto escribía la periodista catalana en la contraportada del diario de Pedrojota del día cuatro de agosto pasado:
«Ha leído usted bien, querido lector: ¿por qué el Rey no se habla con Letizia. Respuesta: ya me gustaría a mí saberlo. De momento sólo constato el hecho, que no es nuevo. En las comparecencias públicas de la Familia Real, Su Majestad, que es el principio activo, raramente suele dirigir palabras o gestos a su nuera. A cambio, la Reina lo hace intensamente, como por partida doble».
«El comentario está en los pantalanes y la calle, pero no salta a la prensa por temor a herir la sensibilidad de la Casa. Y es que a veces los periodistas nos la cogemos con papel de fumar, aunque pequemos de exagerados. Las claves que rigen las conductas en familia son patrimonio del común de los mortales, porque en todas las casas cuecen piques».
Una vez que la Rigalt ha abierto la caja de los truenos, el Rey, a su manera, ha sido el encargado de acallar rumores.
