Las dos balanzas de pesar

Las dos balanzas de pesar

(PD).- Hay quien usa dos varas de medir y quien, como Felipe Gonzalez, utiliza dos balanzas de pesar. El ex presidente socialista, que aplaude ahora a su colega Zapatero por claudicar ante De Juana Chaos, no movió un dedo y se aferró a la dignidad del Estado de Derecho para dejar morir de hambre a un terrorista del Grapo. Al de la foto en blanco y negro.

El 31 de mayo de 1990, el diario El Mundo publicaba en portada la fotografía de un miembro del GRAPO. Este terrorista aparecía desnudo en la cama del hospital con graves signos de desnutrición.

En la imagen, como es evidente, se puede comprobar que el Grapo, a diferencia del etarra, sí hacía huelga de hambre. Sufría amarrado a una cama, sin el consuelo de una novia juvenil y atolondrada, sin locnhas de jamón de York, sin yogures y sin reporteros de The Times.

La imagen, -tomada en su día por la abogada de los Grapo, Paca Villalba- ha sido lanzada en varios blogs con la perversa intención de criticar a Pedrojota -acusándole de «pasarse a la otra acera«- es en realidad un boomerang contra el propio PSOE.

Felipe Gonzalez, ha echado un capote a Zapatero al asegurar que él, en su lugar, «habría hecho lo mismo».

«Si hubiese estado en el Gobierno, habría tomado la misma decisión que el presidente actual», manifestó González en declaraciones a los periodistas antes participar en la segunda edición del Foro de las Ciudades que organiza el Ayuntamiento de Fuenlabrada.

González, presidente del Gobierno durante los años de los GAL, que eliminaron a una veintena de etarras en suelo francés y cuyos responsables se repartieron los fondos reservados a la lucha antiterrorista, cargó contra el PP porque, a su juicio, «ninguna oposición había agitado tanto a la opinión pública para acabar con el actual Gobierno».

Pero no es el único dentro de socialistas que han alabado la actitud de Zapatero; Bono, Ibarra, Rubalcaba y todos los que hablan ahora «humanidad» mandaban también cuando este terrorista murió.

Una notable excepción ha sido Enrique Múgica, defensor del Pueblo y veterano luchador socialista.

“Era ministro de Justicia Enrique Múgica (…). Con los presos del GRAPO estaba decido a ser implacable, y lo fue. No se dejó impresionar ni poco ni mucho por el deplorable estado al que les condujo la huelga de hambre ni se inmutó cuando uno de ellos falleció (…). Pero EL Mundo de 1990 no estaba en esa posición, ni mucho menos”, recuerda Ortiz.

PEDROJOTA SE PASA A LA OTRA ACERA

El diario de Pedrojota, publicaba 31 de mayo de 1990 una estremecedora imagen en portada y un editorial en la página de opinión- donde se criticaba al Gobierno de Felipe González por su «pasividad» ante «una forma de tortura que no merece ninguna persona, independientemente de los delitos que haya podido cometer».

Un horror que vale más que mil palabras y que aspira ser un aldabonazo en la sensibilidad de una sociedad indiferente al dolor ajeno, a veces demasiado pendiente de la condición política de estos seres humanos.

Pero la imagen pretende ser, sobre todo, un toque de atención a la conciencia del Gobierno, pasivo ante el tremendo problema y esquivo a la hora de asumir responsabilidades.

Una forma de tortura que no merece ni Fernando Fernández –un terrorista con un siniestro historial delictivo a sus espaldas– ni ninguna otra persona, independientemente de los delitos que haya podido cometer.

Si no se tratase de Pedrojota, periodista de fino olfato y volátiles principios, chocarían estas palabras, viniendo como vienen de la misma persona que ahora -en El Mundo y desde la Cadena COPE- carga contra el Gobierno Zapatero por haber permitido justo lo contrario, dar la libertad al sanguinario terrorista De Juana Chaos y haber «cedido a su coacción».

De Juana -recibido ayer como un héroe tras su glorificación por la izquierda abertzale- ha logrado todos sus objetivos: ha forzado al Gobierno a ceder a su coacción, ha humillado a las víctimas y, además, ha conseguido salir de la cárcel. Otros etarras habrán tomado nota de la facilidad con la que se puede doblegar al Estado.

Javier Ortiz, que fuera subdirector de Opinión y por entonces jefe de Redacción de El Mundo, ha sido el primero en publicar esta noticia en su blog.

Ortiz asegura que no ha sacado a relucir esta historia «para afear a la dirección de El Mundo su cambio de orientación editorial».

Me repatea los higadillos hasta dejarlos hechos fosfatina, es que algunos individuos que optan por abandonar el ideario que fue el suyo y deciden abrazar otro diametralmente opuesto se lancen a afirmar con total aplomo, en su nuevo papel de conversos, que aquellos que nos mantenemos en la defensa de las ideas que ellos sostuvieron durante mucho tiempo no somos, en realidad, sino basura, gentuza de la peor calaña y enemigos de cuanto de decente hay en esta vida. ¿Es así como juzgan su propio pasado?

Ignacio Escolar, siguiendo el tema de Ortiz, consiguió gracias a los lectores la portada de El Mundo por esas fechas y considera la actitud de Pedrojota de «hipocresía y oportunismo».

A él le parece muy bien que alguien decida cambiar de opinión. A mí también, hasta lo llevo en el lema de mi blog: «En aquel momento parecía una buena idea». Lo que no aceptamos ninguno de los dos es la hipocresía y el oportunismo.

ENLACES RELACIONADOS:

-Múgica, Defensor del Pueblo, hubiese dejado morir a De Juana Chaos

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