Así caerá el imperio occidental

(PD).- La Historia no se repite. Pero los paralelismos resultan inevitables cuando se estudia el ocaso de los imperios. Las comparaciones entre el declive que comienza a percibirse en Occidente y la caída de Roma se han convertido en moda en ensayos y artículos, desde que el ataque a las Torres Gemelas puso fin al periodo de pax americana.

El modelo occidental de capitalismo democrático se puso, por primera vez, en tela de juicio. Y las crisis de valores y demográfica se encargaron del resto.Charles Kupchan señala en The End ofthe American Era que Washington es verdaderamente la Roma de nuestro tiempo,mientras Bruselas, sede de la UE, sería lacuidad transformada en el siglo IV en la segunda capital del imperio, Constantinopla. Así lo cuenta el semanario Época.

Benedicto XVI ahonda en la idea alsubrayar: “Roma funcionaba todavía comoun gran armazón histórico, pero en la práctica vivía ya de quienes debían disolverla, porque a ella misma ya no le quedaba ninguna energía vital”.

El actual pontífice advertía una triste paradoja: en la hora de su máximo éxito político y económico, de su superioridad aparente frente al resto del mundo, Europa parececondenada a la decadencia.

Roma, la prosperidad engendróla decadencia Niall Ferguson, profesor de Historia Política en Oxford, ha seguido el modelodel clásico de Gibbon Decadencia y ruina del Imperio Romano para hacer su propia analogía.

En 1776, Gibbon hace unas reflexiones que podrían aplicarse al Occidente del 2006: “El declive de Roma fue el natural e inevitable efecto de una inmoderada ambición. La prosperidad engendró el principio de la decadencia«.

Y Ferguson señala, en un artículo publicado en Vanity Fair, que esas palabras le inspiraron un análisis sobre la decadencia delOccidente actual. El profesor de Oxford parte del dominio que una pequeña parte del mundo -los imperios europeos- ejercía sobre el resto hacesólo 100 años: en 1900.

Si se suman las metrópolis de todos losimperios occidentales – el americano, bel-ga, británico, holandés, francés, alemán,italiano, portugués y español- apenas lle-gaban al 7% de la superficie de la tierra y solamente el 18% de su población.

Entanto que las tierras que dominaban abarcaban el 37% del territorio global y el 28% de la humanidad. “Eso fue una globalización nunca vista antes ni después” señala Ferguson.

Pero eso ha cambiado durante las últimas décadas. Siguiendo con los paralelismos con la Antigua Roma, Ferguson apunta tres factores de declive: el militar, el cultural y el demográfico.

Según Gibbon, los romanos “perdieron” poco a poco “la salud y el vigor” queles hizo invencibles militarmente durantelos días de gloria del antecesor de Juliano, Trajano. Habían perdido la disciplina. Empezaron a quejarse del peso de su armadura. En suma se ablandaron.

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