El hombre que reclamó la luna y la vende ahora por parcelas

El hombre que reclamó la luna y la vende ahora por parcelas

(PD/Agencias).- Aunque parezca mentira, es un negocio en pleno auge en EEUU. A través de Internet, una empresa cobra casi 20 dólares por una parcela con derecho a edificación en otro mundo. ¡Más de 2,5 millones de personas ya compraron una! Para muchos pardillos, es otra avanzada en la conquista espacial.

El asunto puede parecer ridículo, pero se trata de un negocio en auge, sobre todo después del discurso del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, sobre el cambio de rumbo en el espacio: más de 2,5 millones de personas de 180 países ya compraron parcelas de tierra en la Luna y en Marte por valor de un millón de dólares, según un informe del sitio web especializado Space.com.

UN LLAMATIVO FRAUDE

Aunque se trata de un fraude, mientras los expertos en leyes discuten, el negocio sigue floreciendo. Una de estas empresas, incluso, afirma que todos los planetas y la Luna son de su propiedad, salvo la Tierra, y que a finales de 2004 se plantará bandera en la Luna de “El gobierno galáctico”, denominación que eligieron para designar su “territorio”.

Los “clientes” son personas a quienes se las convence de que por 19,99 dólares (gastos de envío aparte) obtienen una parcela con derecho a edificación en otro mundo.

Los expertos legales afirman que las ventas no tienen ninguna base jurídica, pero también vaticinan pleitos cósmicos especialmente ahora que Bush afirmó que “los seres humanos están abocados conquistar el cosmos”.

Este negocio está centrado y dirigido desde internet especialmente por la empresa Lunar Embassy. Según su fundador, le pertenecen “todos los planetas del sistema solar”, aunque a juicio de los expertos esta afirmación es absurda, pues “un tratado internacional de 1967 prohíbe la propiedad privada más allá de la Tierra”, destaca el informe.

Como en el caso de las compras de parcelas en la Tierra, las empresas que venden terrenos en Marte y en la Luna le dan al comprador un título de propiedad y un mapa. Según Lunar Embassy, se venden unos 1.500 terrenos diarios en el satélite natural de la Tierra y en el planeta rojo.

UNA IDEA DE OTRO PLANETA

Dennis Hope, el fundador de Lunar Embassy, afirma que “se trata de algo legal”, y asegura que gastó 70 mil dólares en abogados y procedimientos legales para defender su compañía e intimidar a la competencia, a la que califica de “copiona”.

Pero el empresario eludió contestar sobre qué nave viajará antes de fin de año a la Luna, pues la próxima misión lunar está recién planteada para dentro de 10 años.

No engañamos a nadie -afirmó Hope-, ya que las propiedades se venden de una forma tan legítima como cualquier otra en este planeta”.

El argumento al que se aferra el gestor de esta alocada idea es que en el tratado de 1967 se prohibía que los gobiernos pudieran apropiarse de regiones fuera de la Tierra, pero afirma que “el tratado no hace ninguna mención a compañías o personas”.

LA PERIPECIA DE HOPE

Ventrílocuo acabado, la noche del 22 de noviembre Dennis Hope conducía su coche mientras rumiaba su divorcio. Entonces, según su relato automitificador, tuvo una revelación: «Vi la Luna.Me dije: «Ahí hay muchas propiedades en potencia»». Nadie, hasta entonces, había elucubrado con transformar el satélite en suelo urbanizable.

El Tratado del Espacio Exterior, firmado en 1967 por la ONU, acordó que ningún país reclamara la soberanía de los cuerpos celestes, pero los políticos olvidaron un detalle: extender su veto a empresas y particulares. «Quizás fue un error inocente, pero decidí llenar un formulario reclamando la posesión de la Luna, los ocho planetas vecinos a la Tierra y sus satélites». Puestos a soñar, mejor en cinemascope, debió sospechar.

Hope fue al día siguiente a una oficina del registro de San Francisco. Discutió cinco horas con los estupefactos funcionarios. Lo que proponía era una emancipación de los sentidos, volando con la hipoteca entre los dientes hacia donde los antiguos sospechaban que moraban espíritus relacionados con imágenes femeninas de pálido erotismo.

Tras ganar la partida envió cartas a la ONU y a los Gobiernos de EEUU y la URSS. Informaba de sus derechos y anunciaba que pronto vendería terrenos en sus recién adquiridos pastizales. Nadie respondió. Bingo. Hope había cuajado su jugada en un lance de apariencia bufa y sustanciosos dividendos.

Las cifras sobrecogen: 2,5 millones de personas de casi 180 países han comprado terrenos a la empresa de Hope, Lunar Embassy (Embajada Lunar). Por 19,99 dólares los clientes reciben un acre (4.046 metros cuadrados). Por 22,49 dólares garantizan además que el nombre del comprador será inscrito en su parcela. Hope ya vende terrenos en territorios tan abruptos como Mercurio (a 19,99 la pieza), cuyas soleadas temperaturas garantizan la rápida licuefacción del visitante.

Marte viene a salir por 22,49 dólares. Poca cosa tratándose del planeta más emblemático, donde los visionarios del folletón científico situaban el pálpito de bizarras civilizaciones. Aunque oficialmente no se sabe cuánto le ha reportado el negocio a Hope, no es difícil calcularlo: 2,5 millones de parcelas vendidas a unos 20 dólares la pieza sumarían más de 50 millones de dólares.

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