El precio de la verdad

El precio de la verdad

(PD).-¿Han visto la película «El precio de la verdad»? La trama de esta cinta está basada en la vida profesional de un periodista estadounidense que, a mediados de los 90, se inventó decenas de reportajes para la prestigiosa revista de análisis político The New Republic. ‘Wired’ ha vivido con un de sus redactores un caso muy similar. Toda una invención de fuentes informativas.

La revista digital sobre nuevas tecnologías ha tenido que retirar de la red tres artículo de uno de sus periodistas, Philip Chien, al descubrir que éste mentía acerca de las fuentes de información empleadas para la realización de reportajes sobre el espacio.

Los artículos eliminados, publicados el 27 de junio y el 7 y el 14 de julio de este año, llevan la firma de Philip Chien, un colaborador de la revista que escribe sobre temas del espacio y que ha trabajado en medios digitales, en televisión, en servicios de noticias y acaba de lanzar un libro sobre el desastre del ‘Columbia‘. Ha publicado siete veces en ‘Wired‘, dos de ellas en 2004 y las cinco restantes, en las últimas semanas.

En los tres reportajes retirados por la revista, Chien basaba su información en citas de Robert Ash, descrito en las dos primeras como «historiador espacial» y en la última como «ingeniero aeronáutico e historiador espacial aficionado«. Chien ha explicado a ‘Wired‘, según relata la publicación, que Ash es profesor de ingeniería aeronáutica en la Universidad Old Dominion de Norfolk, en Virginia.

La revista se ha puesto en contacto con él y Ash ha explicado no sólo que no es historiador espacial, sino que nunca ha sido entrevistado por Chien. En efecto, Ash es profesor de ingeniería aeronáutica en esa universidad y ha participado en numerosos proyectos de la NASA.

El trabajo de Chien comenzó a ser investigado después de que ofreciera a la revista un artículo en el que citaba a una fuente distinta, Ted Collins. El trabajo incluía datos para poder contrastar la información, tal y como exige ‘Wired‘ desde que el año pasado surgieran dudas acerca de las fuentes de otros periodistas.

El contacto era una dirección de correo electrónico desde la que la revista recibió información acerca de Collins, ya fallecido. Kevin Poulsen, editor de ‘Wired‘, comparó la dirección IP correspondiente al ordenador desde el que se envió y la del de Chien y descubrió que era la misma.

Poulsen descubrió además que la dirección de IP correspondía al menos a otra cuenta de Hotmail, creada bajo el nombre de Robert Stevens, el contacto que Chien había facilitado a la revista para recibir información de Ash. Ese mismo nombre y dirección fueron usados en varios post que en la edición digital de ‘Wired‘ dejaban comentarios positivos sobre el trabajo de Chien.

Philip Chien ha utilizado además a Robert Stevens como fuente en al menos tres artículos publicados en dos periódicos con los que, según ‘Wired‘, ya se han puesto en contacto.

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