Entre la espada y… la Red

(PD).- Es la última entrega en la sofisticada guerra mediatica que los terroristas islámicos libran en Internet. El vídeo dura 16 minutos y comenzó a difundirse el 21 de julio pasado. Lo ha elaborado un grupo que los fanáticos denominan el Global Islamic Media Front y lleva como título «La Voz del Califato«.

El mensaje está montado como un noticiero e incluye escenas de Irak, la Franja de Gaza y hasta del huracan Katrina.

El presentador es un terrorista enmascarado, que tiene sobre la mesa un ejemplar del Corán y un fusil AK-47. Mientras lee, las filmaciones de lo que describe van apareciendo en el ángulo superior derecho.

Después del mensaje se muestran alrededor de 20 hipervínculos para descargar el video con imágenes de decapitaciones, bombazos, carnicerías, heridos en Gaza y fotos de Hezbolá.

Sus autores se han limitado a utilizar Internet y la nueva tecnología de YouSendIt, que permite crear ligas múltiples de archivos largos y descargarlas por muchos usuarios.

El mundo virtual y el terror real

Los sitios de grupos extremistas promueven su ideología, entrenan y reclutan adeptos: es un espacio que los medios tradicionales no les daban. Internet, como medio genuinamente interactivo, es cada vez más difícil de censurar que otros medios, especialmente la televisión. Su influencia aún es poca, pero cuando chispea con otros medios pueden meter en problemas a un gobierno.

“Internet ha transformado la forma en que los periodistas ingleses trabajan, ahora es la herramienta más útil de los medios. Para buscar información sobre una historia es el primer lugar al que acuden”, dijo para Justin Lewis, codirector de la escuela de periodismo de la Universidad de Cardiff en Reino Unido y columnista del periódico The Guardian.

Por ejemplo, los dramáticos clamores de la familia de Bigley -uno de los contratistas decapitados hace dos años en Irak- a los medios fueron noticia principal de la BBC de Londres, de Canal 4, de estaciones de radio y de todos los periódicos sin importar su tendencia política.

La historia fue cubierta a tal grado que obligó al gobierno a hablar del tema y tomar medidas urgentes.

Blair tuvo que ordenar a sus tropas que repartieran panfletos en Bagdad, pidiendo información sobre Bigley, y miembros de servicio exterior, junto con líderes de la comunidad islámica en Reino Unido, viajaron a Irak. El primer ministro llamó incluso varias veces a la familia del secuestrado, a Liverpool, recibiendo respuestas hasta despectivas.

El poder del bit

Desde finales de 2001, cuando el gobierno de Estados Unidos inició la “guerra contra el terrorismo”, se ha incrementado el número de grupos extremistas en Internet, no sólo de militantes islámicos, sino también de otras ideologías y religiones.

Según la empresa SurfControl, empresa líder que filtra información en línea, en los últimos cuatro años el número de sitios violentos y extremistas creció un 300 por ciento en 15 países, publicó The Guardian. La mayoría tiene contenido religioso y fue creada en Estados Unidos.

SurfControl distingue dos tipos: los que activan el odio social y los que promueven abiertamente la violencia. Entre ellos proliferaron grupos racistas, antiestadunidenses, de conspiraciones judías, mutilaciones y sadomasoquistas. Las causas de tal escalada son: el crecimiento de Internet, la violencia de los medios y el impacto de las noticias respecto de las dos recientes ocupaciones militares en Irak y Afganistán.

Al Qaeda fue de los primeros grupos en promover sus actividades en Internet. El gobierno de Bush los acusa de transmitir por Internet boletines de entrenamiento, enviar mensajes encriptados en fotografías para preparar ataques, dar consejos sobre secuestros y mostrar instrucciones para crear bombas.

Uno de los pioneros fue Alneda.com, donde distribuían el boletín digital Al Battar, actualmente en su edición numero 18. Cada vez que era descubierto o atacado, ya sea por el gobierno de Estados Unidos o hackers voluntarios, cambiaba de proveedor de Internet en sitios de Malasia, Texas y Michigan.

Según Reuters, la mayoría de lo sitios son en árabe y transmiten declaraciones contra los “americanos infieles” y sus aliados, y promueven la ideología de líderes musulmanes radicales que llaman a los militantes “a matar a los americanos y atacar sus intereses”.

Por ello, en 2002 se creo en Estados Unidos Siteinstitute.org, una asociación civil basada en Washington especializada en analizar sitios extremistas, documentos públicos y medios internacionales para localizar “a grupos terroristas y sus partidarios”. El rotativo informó que los sitios también son claves en la promoción de las ideas y edictos de algunos clérigos.

Por ejemplo, la influencia del grupo Al-Twaid proviene del académico musulmán Abu Qatada, actualmente preso en Londres. Mucho de su catecismo está disponible en Internet. Siteinstitute.org siguió a detalle los recientes secuestros en Irak y transcribió al inglés las recientes decapitaciones y comunicados publicados en los sitios del extremista Zarqawi y otros “sitios islamistas radicales”.

El artífice y cerebro de la estrategia ya fue identificado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos con el nombre de Abu Maysara al Iraki, el webmaster del grupo que tiene preso a Bigley y quien utilizó el servicio de la empresa YouSendIt, según publicó The Washington Post. El periódico inglés The Observer informó también que se descargaron alrededor de 20 mil videos de las ejecuciones de “infieles” por el grupo de Zarqawi desde julio pasado.

Lo grotesco se vuelve común

Los secuestradores tienen el control de la historia, explica el académico Justin Lewis:

“Se han vuelto muy hábiles en usar a los medios, ni siquiera soñaron haber tenido esa cobertura, y los medios caen en su trampa ¿Por qué ésta es una gran historia? Hay gente muriendo en formas horribles en el mundo, en Haití murieron cientos de personas y la cobertura fue mínima”.

“Automáticamente pasa como noticia principal y eso, combinado con las imágenes de Internet, provocan el impacto”.

Según el diario The Independent, la estrategia del llamado Global Islamic Media Front se ha ido adaptando y han terminado por impulsar “una campaña deliberada de uso del espectáculo, por medio de videos y sitios Web, para presionar a los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido”.

“La forma tan directa y el énfasis con que Bigley se dirige al primer ministro, indican que tenía un guión establecido con el objetivo de involucrarlo directamente”.

Los secuestradores perciben la gran preocupación de los medios tradicionales en Occidente y los manipulan. Por eso, antes d ematar al rehén, le hacen aparecer diciendo a Bush o a Blair o a quien se tercie:

“Sólo usted me puede salvar”.

Los videos son inteligentes, editados, de calidad profesional. Por ejemplo, visten a las víctimas como los presos en la Bahía de Guantánamo y, al asesinarlos, leen un mensaje en árabe, escrito en un tono profético.

Según The Observer, los videos contienen mensajes que occidente no entiende: los terroristas del vídeo se dirigen a “una audiencia en el mundo de 1.3 billones de musulmanes”.

Un nuevo poder

Los expertos en Internet y académicos británicos David Garntlett y Ross Hagley, quienes editaron el libro Web.Studies, han afirmado que los periodistas ya no son los únicos que pueden influir en la opinión pública en los conflictos.

En este caso, la poca cobertura de la guerra de Irak en 1991, comparada con las imágenes desgarradoras de 2003 y 2004, rompe con la distancia entre imagen y realidad que imponían los militares y gobiernos censores. La causa principal era que el público, al descubrir la crudeza y el horror de los conflictos modernos e industrializados, mostraría su rechazo.

Pero las decapitaciones tocan lo grotesco, y de hecho la mayoría de las cadenas de televisión británicas y árabes no transmiten los asesinatos.

El gobierno británico y medios estadunidenses han acusado a los ingleses de ser plataforma para los terroristas porque permiten “que los terroristas los toquen como si fueran violines”, como dijo The New York Times.

Tony Blair ha reiterado en más d euna ocasión que le sorprend la habilidad de los secuestradores de “manipular a los medios modernos”, porque dejan a los políticos en una “posición difícil”.

Para Lewis por es preocupante ver cómo disminuye la capacidad de análisis serio de lo que pasa en Irak. “La idea de que un gobierno legitimo enfrenta a un grupo de terroristas, no explica todo, y eso es lo único que nos dan”, dijo.

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