El presidente Zapatero se casó por la Iglesia y celebró la comunión de sus hijas

El presidente Zapatero se casó por la Iglesia y celebró la comunión de sus hijas

Yésica Jiménez (PD).- No es una cuestión de coherencia. Zapatero, que se casó en una ermita y celebró la comunión de sus dos hijas, no va a la misa del Papa este domingo, para evitarse el mal trago de verse abucheado por parte de la multitud y que esas imágenes queden registradas para siempre en los noticieros de televisión de todo el mundo.

El presidente del Gobierno afirma ser agnóstico y desde Moncloa se ha presentado la negativa a asistir a la misa que Benedicto XVI celebrará en Valencia, como la lógico consecuencia de su forma de pensar y de sentir, pero eso es una simple cortina de humo.

Rodríguez Zapatero estuvo el pasado martes en la misa funeral que se celebró por los muertos en el accidente del Metro valenciano y nunca se le han caído los anillos por ir a la iglesia o asumir ritos católicos.

El 27 de enero de 1990, elegante como un príncipe y del brazo de Sonsoles Espinosa, que iba de blanco radiante, se casó «por la Iglesia» en la ermita abulense de Nuestra Señora de Sonsoles.

El santuario de la patrona de Ávila está a unos cinco kilómetros de la ciudad por la carretera N-403. Se trata de una edificación sencilla, de tres naves, originalmente del siglo XV pero bastante reformada, que alberga una imagen de la virgen que es objeto de una grandísima devoción y figura entre los lugares favoritos para casar a sus vástagos, entre las familias acomodadas de la provincia.

No es el único episodio «creyente» de Rodríguez Zapatero. Como reveló hace ya tiempo el blog Rumores de Ángeles, antes de ganar las elecciones, Zapatero llevaba a sus hijas a clase de religión e hizo, incluso, que hicieran la Primera Comunión:

«¡Más gimnasia y menos religión!», clamaba el 8 de febrero de 2004, en plena campaña electoral, el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Dos meses después, convertido ya en presidente de la nación, Zapatero reconocía sin rubor: «Mis hijas estudian Religión en un colegio público. Yo he decidido libremente que estudien religión en un colegio público». Laura (1993) y Alba (1995) estudiaron hasta el año pasado en el colegio público San Miguel de Las Rozas (Madrid).
Este año, tras el traslado del domicilio familiar al palacio de la Moncloa, la familia Zapatero decidió matricular a sus hijas en el colegio público Asunción Rincón, donde hasta el curso pasado estudió un hijo de Gaspar Llamazares, el cuestionado líder de Izquierda Unida. Está en la zona de Chamberí y tiene dos particularidades: francés a partir de 3º de Primaria e integración para unos 40 alumnos con necesidades educativas especiales.
Pero el profesor de Religión del centro, José Gabriel Cuesta González, en contra de lo que podría prever, se ha visto privado de tener a las alumnas más especiales en todos los años de impartir doctrina religiosa: a las hijas del presidente del Gobierno.
Según ha sabido este suplemento, José Luis Rodríguez Zapatero y Sonsoles Espinosa, tomaron la decisión de no apuntar a sus dos hijas a las clases de religión, una asignatura que han estudiado en sus años escolares precedentes. ¿Por qué? Quizás para evitar una manifiesta contradicción entre la acción de Gobierno y la actividad privada como padres.

LA POLÉMICA DE LA MISA

Bajo el título Desaire a la mayoría católica, el diario ABC pública este sábado un duro editorial, en el que la ausencia del presidente -y la de la vicepresidenta- en la Eucaristía que el Papa celebrará mañana «supone una desconsideración relevante a la mayoría católica de la nación y a la propia figura de uno de los principales líderes espirituales del planeta».

Es difícil sustraerse a imaginar cuál sería la conducta del presidente ante un eventual acontecimiento religioso de otra confesión igualmente amparada por la Constitución -que subraya, por cierto, la condición católica de la mayoría de los españoles-, o ante una visita de cualquier líder espiritual de amplio seguimiento y manifiesta influencia.

Al margen de que la figura concreta de Benedicto XVI, esquematizada en un principio por ciertos clichés de la progresía, ha acabado sorprendiendo incluso a los sectores que más desconfiaban de su talla intelectual y de su actitud doctrinal, el Papa representa en cuanto jefe de la Iglesia un indiscutible mensaje de paz y fraternidad reconocido en todos los ámbitos políticos, sociales e ideológicos del mundo.

Sólo desde el sectarismo se puede cometer una desconsideración tan elemental, en la que no cayó ni siquiera Fidel Castro, despreciable dictador que no tuvo reparos en recibir a Juan Pablo II con los máximos honores en su visita a Cuba.

Al margen de la manifiesta falta de urbanidad y decoro que supone la ausencia del presidente del Gobierno en la Misa papal, conviene resaltar que algo sigue fallando en las relaciones entre la Iglesia española y el poder Ejecutivo, que no parecen aún suficientemente engrasadas pese a los acercamientos y diálogos llevados a cabo en los últimos tiempos.

La responsabilidad principal del desaire corresponde sin ningún género de duda a La Moncloa y, más en concreto, a su actual inquilino; pero el alejamiento visible y expreso del Gobierno en este viaje pontificio no puede calificarse como un éxito de la jerarquía eclesiástica, cuya capacidad de interlocución con el poder Ejecutivo continúa siendo más tirante de lo que conviene.

Con todo, Zapatero no puede parapetarse en las reticencias más que justificadas de la Iglesia a sus políticas de hostigamiento en la enseñanza y en el ámbito de la familia. De eso se ha hablado extensamente durante esta semana en Valencia, donde se ha criticado implícitamente al Gobierno por los «intentos premeditados de destruir a la familia» que se están dando en España.

Con gestos de alejamiento como el que comentamos, el presidente no hace sino ahondar en la zanja de desentendimiento con una amplísima porción de la ciudadanía a la que, desde luego, no está tratando ni con la delicadeza de la que tanto presume ni siquiera con el mínimo de respeto que exige su condición de jefe del Gobierno de todos los españoles, para el que, por lo visto, su alta representación no vale una Misa.

Zapatero se reune con el Papa entre los abucheos del público

El presidente Zapatero llegó a las 18.25 horas de hoy al Palacio Arzobispal para reunirse con Benedicto XVI y fue recibido con silbidos y abucheos procedentes del público que se congregaba en algunos balcones aledaños y en uno de los laterales de la plaza.

Algunos de los congregados lanzaron insultos al presidente e incluso se corearon consignas de «Vete con la ETA, que son tus amigos«, o «ETA y ZP, la misma mierda es«.

El Gobierno afirma que la reunión de Zapatero y el Papa ha sido ‘cordial y sin reproches’.

Rodríguez Zapatero llegó al Palacio acompañado por su esposa, Sonsoles Espinosa, así como del embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, y el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Nicolás Martínez Fresno.
El jefe del Ejecutivo y su esposa fueron recibidos a las puertas del Palacio por el nuncio del Vaticano en España, Manuel Monteiro de Castro, y por el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Sandri.

Cuando Zapatero descendió del vehículo oficial en el que se trasladó al Palacio Arzobispal, pudieron escucharse silbidos, abucheos y gritos procedentes del escaso público que tenía acceso a la zona, delimitada por un perímetro de seguridad, mientras desde otros balcones se intentaba contrarrestar esa protesta con aplausos.

Momentos después fue la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, la que llegó al Palacio Arzobispal y tuvo el mismo recibimiento mientras arreciaban unos gritos contra el Gobierno y, en particular, contra el presidente.

Antes de entrevistarse con Benedicto XVI en la sala de visitas del Palacio, Zapatero charló unos instantes con el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, y con el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco.

FICHA RÁPIDA SACADA DE LA RED
Datos personales
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Nombre completo: José Luis Rodríguez Zapatero
Fecha de nacimiento: 4/Agosto/1960
Lugar de nacimiento: Valladolid
Estado civil: Casada/o
Signo del zodiaco: LEO
Ojos: Azul
Profesión: Presidente del Gobierno

Preferencias
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Personaje favorito: Felipe González
Hobbys: La poesía
Deporte: Montañismo y pesca
Música: Música clásica, música celta (especialmente Hevia) y Supertramp
Pelicula favorita: Jonhy cogió su fusil
Bebida favorita: Coca-Cola
Principales virtudes: Buen talante y capacidad de diálogo
Lugar favorito: León
Admira a : Su padre, el abogado Juan Rodríguez

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