Tania Ferrández (PD).- En febrero los médicos le comunicaron al columnista del Washington Post que su muerte era inminente. Se equivocaron, y Art decidió tomárselo con filosofía y sin perder el sentido del humor, al igual que ha hecho a lo largo de toda su carrera y como ha quedado reflejado en sus más de ocho mil columnas satíricas y en sus más de 30 libros. Ahora, el periodista renuncia a la diálisis porque quiere morir como ha vivido: con la pluma en la mano y entre amigos.
Tal y como cuenta Julio Valdeon en El Mundo,
«Buchwal no quiere terminar pidiendo confesión, entubado, atado a un catre mientras los deudos cuelgan sus condolencias sobre las máquinas respiratorias».
Hace unos meses el ganador de un premio Pulitzer decía que :
«Morir es fácil. Lo difícil es encontrar aparcamiento».
Pese a que sus riñones apenas funcionan, Art ha tenido el humor suficiente durante todos estos meses para contar a sus lectores que ha decidido cambiar su testamento, cómo son sus planes para su entierro y funeral y que, aunque parezca un despilfarro, se ha comprado un móvil nuevo.
Valdeon indicaba que la delicada salud del periodista no es un impedimento para sus planes:
Art Buchwald ha abandonado el hospital varias veces, mantiene el pulso de su columna, dedica el resto de la jornada a recibir amigos en casa y hace planes para pasar el verano en Martha s Vineyard. «Es mi último hurra», dice, empeñado en morir como ha vivido, la pluma entre los dedos mientras vivisecciona el atardecer color plomo del país al que ama.
Buchwald ve como la muerte se va acercando poco a poco hasta él. Pero esto nunca ha sido algo que le importara excesivamente a un hombre que se ha ganado a pulso estar en los libros de historia.
