(PD/Agencias).- El escritor de cabeza del presidente Zapatero, Suso de Toro, interpreta el éxito de la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo como el signo inequívoco de que «Madrid está tomada por la extrema derecha».
En la Cadena SER, el escritor que más agrada a Zapatero (según confesión del propio presidente) entiende que la muchedumbre congregada el pasado sábado para exigir al Gobierno que derrote a ETA demuestra que:
«Madrid se ha convertido en una ciudad tomada, una ciudadela de la extrema derecha».
Suso de Toro responsabiliza a los dirigentes populares de esta «deriva extremista» en la que, a su juicio, se ha precipitado la convivencia en la capital.
Amnesia sobre los ataques al PP
El tertuliano no ha hecho ningún comentario sobre la agresión a Arcadi Espada, los ataques a las sedes del PP en Cataluña o los insultos e intimidaciones que Rajoy ha sufrido este fin de semana mientras visitaba un mercado de Hospitalet.
Poco después de concluir la manifestación, el portavoz del presidente del Gobierno, Fernando Moraleda, había transmitido el consabido «apoyo y respeto» retórico de Zapatero a las víctimas del terrorismo, mientras el propio Rodríguez Zapatero, en declaraciones a La Vanguardia, redujo el malestar por las concesiones de su Gobierno a los terroristas, al hecho de que el PP:
«Tiene un error profundo de análisis de su derrota electoral del 14-M».
La «culpabilidad» del PP
El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, fue un poco más preciso con el pasado del PP y rescató la teoría de la culpabilidad de los populares en la masacre del 11M, por:
«Haber llevado al país a una guerra ilegal e injusta».
El PSOE ha relanzado la propaganda de identificación del PP con la Guerra de Iraq, como respuesta a la adhesión de los populares a la manifestación del pasado sábado.
«El PP quería la guerra y ahora no quiere la paz»
es el nuevo eslogan acuñado por el aparato de agit-prop del PSOE.
Rajoy «pasa página»
Pese a esta manipulación del pasado, el presidente del PP, Mariano Rajoy, se reafirma en que su partido debe pasar página de los atentados que volcaron las Elecciones de 2004.
¿»Ha fracasado» en su intento de conseguirlo?, le preguntan los periodistas que lo entrevistaron para la edición de El Periódico de Cataluña de este domingo, señalándole que había acudido a una manifestación convocada con el lema «Queremos saber» la verdad sobre los atentados del 11 de marzo de 2004.
Rajoy responde:
«En este tema mi posición siempre ha sido la misma. Yo espero que, como ocurre en Estados Unidos y en el Reino Unido, se siga investigando la masacre. Entre otras cosas, para evitar que se vuelva a producir en el futuro. Pero quien debe investigarla son los instrumentos que tiene el Estado de Derecho».
Permiso para saber
La portavoz de Interior del PP en el Congreso, Alicia Sánchez Camacho, es contertulia de Suso de Toro en el programa dominical de la SER.
Este domingo, Angels Barceló le espetaba:
Chirría que un partido democrático se sume a estas alturas a una manifestación en la que se reclama la verdad sobre el 11M
Y la diputada respondió con un circunloquio, tratando de explicarse por demandar información al Gobierno:
Pero, fíjate, chirría, pero yo creo, o parece que sí, que os pueda chirriar, pero no es así. Yo, como portavoz de Interior del PP, tengo ahora en mi orden del día, en la programación de mi comisión, aquellas iniciativas respecto a la información, en lo que quisiéramos saber con respecto al 11M, están pendientes en el listado de actividades de mi Comisión. Y hay muchas de ellas que legítimamente el PP o cualquier ciudadano, pero, en este caso, los parlamentarios que representamos al PP, deseamos saber…
Dirigentes del PP identificados con la extrema derecha
En el mismo programa se identificó a los dirigentes del PP con la extrema derecha, y se insultó a los manifestantes convocados por las víctimas del terrorismo, diciendo de ellos que representan a una ciudad «tomada» por el radicalismo político, el mismo día en que Rajoy tuvo que salir por la puerta de servicio de un mercado de Hospitalet al ser amedrentado e insultado por defender el no en el referéndum por el nuevo Estatuto de Cataluña.
