La AVT solicita al Gobierno que «no claudique» ante el chantaje de ETA

La AVT solicita al Gobierno que "no claudique" ante el chantaje de ETA

(Periodista Digital / Agencias).- La manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (ATV) y respaldada por el PP se celebra ya en las calles de Madrid. La concentración se inició en la Plaza de Colón bajo los lemas «¡Negociación, en mi nombre no!» y «Queremos saber la verdad».

Un total de 15 técnicos de las direcciones generales de Seguridad y Protección Ciudadana, ambas adscritas a la Vicepresidencia Segunda de la Comunidad de Madrid, han cifrado en torno a un millón los asistentes a la concentración convocada hoy por la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Algunos participantes han proferido gritos contra el Gobierno. A primera hora de la tarde comenzaron a llegar al lugar de la protesta personas, en su mayoría provenientes de otras ciudades, y progresivamente fue aumentando el número de asistentes.

A la marcha se han sumado numerosos dirigentes del PP, entre ellos su presidente, Mariano Rajoy; el secretario general, Ángel Acebes; el portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y la presidenta del PP en el País Vasco, María San Gil.

Se trata de la cuarta movilización en menos de un año y medio -primera tras el alto el fuego anunciado por ETA- en contra de la negociación con la banda terrorista, aunque en esta ocasión al rechazo del diálogo se ha sumado la exigencia de conocer todo lo ocurrido en los atentados del 11 de marzo de 2004.

Dos lemas, «Negociación, en mi nombre no» y «Queremos saber toda la verdad», centrarán la protesta en la capital, que se inició con la intervención de la periodista Isabel San Sebastián y que se cerrará con los testimonios de cinco víctimas del terrorismo y la intervención del presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz.

Por la mañana comenzaron los actos de protesta previstos por la AVT con dos recorridos en autobús por diversos lugares de la capital marcados por atentados terroristas. Una vez finalizados los trayectos en autocar en la Plaza de las Cortes, Francisco José Alcaraz leyó un manifiesto en el que aclaró que la jornada es para «honrar a todas las víctimas del terrorismo».

Tras enumerar los nombres de varios terroristas, adujo que «esos asesinos son los verdaderos interlocutores y beneficiarios» del proceso de diálogo y «no la sociedad española», ya que, alegó,

«Los llamados Otegi, Permach y compañía no dejan de ser los macarras batasuneros que, gracias al Gobierno, llevan dos años riéndose de todos los españoles».

Alcaraz denunció a quienes entregan «rosas blancas por la paz» igualando a «víctimas y verdugos» y se dirigió a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien dijo ayer «a los españoles que el terrorismo no existe», para preguntarle por qué entonces se empeñan en «en arrodillar a todo un Estado de Derecho» ante las pretensiones de los terroristas.

El presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, advirtió a los «señores del Gobierno» de que los hombres que consideran «interlocutores válidos» para la rendición de ETA son «los asesinos de casi mil personas» y les pidió que no cedan al «chantaje terrorista».Alcaraz pidió al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, que «no claudique» ante ETA y que no conceda a la banda «lo que no ha conseguido durante 38 años de asesinatos, extorsiones y amenazas».

En la concentración se escucharon los testimonios de varias personas que han sido víctimas del terrorismo, entre ellos el de Gabriel Moris, padre de Juan Pablo Moris (fallecido en los atentados del 11-M) y que hoy incidió en que «una sociedad que se precie no puede pasar página de ese horrendo crimen».

A su juicio, el voto del 14 de marzo llevaba implícito

«El esclarecimiento de los atentados, el castigo de los implicados en la trama y la prevención de nuevas acciones terroristas»

y dijo tras referirse a las investigaciones parlamentaria, policial y judicial que «lo más razonable» sería comenzar desde cero.

Marimar Blanco, hermana de Miguel Angel Blanco -asesinado por ETA en 1997- recordó que el Estado no cedió cuando la banda exigió el acercamiento de los presos con su hermano secuestrado, y que de aquel suceso surgió el «espíritu de Ermua» basado en la no claudicación, la firmeza de los poderes públicos y después el Pacto por las Libertades.

Subrayó que Batasuna «es ETA», se refirió a la formación ilegalizada como un «partido mafioso, ilegal e inmoral» y pidió al Gobierno que no haya ninguna contraprestación ni política ni penal y que se ponga «sin ninguna duda ni ambigüedad» de parte de las víctimas.

Javier Gismero, militar herido en el 11-M, exigió al Gobierno una «actuación determinante» para que las víctimas del «mayor atentado terrorista jamás perpetrado en España» sepan la «verdad» y recuperen «la paz y el sosiego».

Según Gismero, «son demasiados los enigmas» sin resolver sobre la autoría de aquel atentado, dentro de un «proceso judicial carente de rigor», por lo que reclamó una «investigación seria, eficaz, no deslegitimada por intereses políticos y no sometida a un permanente obstruccionismo».

El cuarto testimonio lo ofreció Teresa Jiménez-Becerril, hermana de un concejal del PP asesinado junto a su esposa por ETA en Sevilla, en 1998, que le dijo a Zapatero que no tiene su «bendición para buscar una paz como sea» y le propuso enviarle a sus sobrinos a la Moncloa para que les explique:

«Por qué está siendo tan complaciente con quienes ordenaron la muerte de sus padres».

Tras criticar a quienes piden «serenidad» a las víctimas, gritó:

«¡No puedo estar serena, a mí no me callan!».

La mujer, que reside en Italia, se quejó de que le nieguen la palabra en actos de homenaje a su hermano en Sevilla. Lo hacen, expuso, «porque las víctimas somos la voz de sus conciencias», y «lo que para ellos es rencor, para nosotros es memoria», como lo que consideran «intransigencia, es simplemente dignidad».

Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, afirmó en la concentración de la AVT que no desea «la paz de la exclusión, la paz de la humillación», sino que quiere que «ETA sea derrotada».

«Nosotros queremos que depongan las armas, que ETA sea derrotada, que desaparezca. No queremos asesinos que matan para imponer sus ideas».

Asimismo, afirmó que «no hay ningún proceso de paz», que

«La paz viene después de la guerra, cuando hay un grupo que mata a otro como en Irlanda»

pero, como explicó «en España no hay dos bandos enfrentados», sino:

«Un bando que mata y unas víctimas que mueren, que son extorsionadas, que son amenazadas».

Por su parte, la Presidenta del PP en el País Vasco, María San Gil, sentenciaba muy duramente la actitud del Gobierno:

«Dejar de matar no debe tener premio».

El Gobierno, en boca de su secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, aseguró hoy a Europa Press seguir «convencido» de que la mayoría de los ciudadanos españoles «quieren la paz», y tras, señalar que las víctimas merecen «respeto», reprobó a los que «utilizan su dolor».

«El Gobierno sigue convencido de que la mayoría de los ciudadanos quieren la paz».

Respecto a la manifestación celebrada esta tarde por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en Madrid, indicó que las víctimas merecen:

«respeto, y los que utilizan su dolor, la mayor reprobación».

Al respecto, Moraleda destacó el «interés» del Gobierno en «comparar» la actitud de hoy con la que se tenía cuando el PP gobernaba, y, en este punto, instó a los «responsables» del PP a que contesten a la siguiente pregunta:

«¿Por qué no se manifestaron cuando Aznar en 1998 negociaba con ETA?».

Además, el secretario de Estado añadió que:

«cuando se usa la hipocresía en política es porque se tiene más interés partidista que interés por el país. Que no se engañen; el país está por la paz».

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