Miguel Pato (Periodista Digital)-. La campaña del referéndum para la reforma del Estatut Catalán se está configurando según pasan los días. Se presenta un escenario por el que pocos habrían apostado cuando se empezaba a debatir el texto. ERC y PP desde perspectivas diferentes comparten el apoyo al “no”. En este contexto el ente público de medios de comunicación ha elaborado una normativa para ofrecer la propaganda electoral a la medida que ellos consideran ponderada. Aquí aparecen los problemas.
La Corporació Catalana de Ràdio i Televisió aprobó una norma para informar en tiempo de campaña que dice que
Para no confundir a la ciudadanía, es conveniente que tengan un trato de manera diferenciada las dos posiciones, la del sí y la del no.
Es una normativa casi redundante que recibió el visto bueno en el consejo de Administración del ente público. No obstante los que quieren defender el “no” no se fían. Así, PP y ERC, acostumbrados ya a estar de acuerdo en este tema, rechazaron con sus votos en contra esta iniciativa.
Josep M. Orta, en La Vanguardia, se hace esto de esta guerra de influencias en los medios de comunicación y señala, entre otras cosas que
El director general de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió, Joan Majó, quiso aclarar que esta propuesta no significa la identificación de un bloque del si (CiU, PSC e IU) y otro del no (ERC y PP) «a la que me habría opuesto», aunque esta fuera la interpretación que hicieron diversos consejeros asistentes consultados por La Vanguardia.
Reglas del juego
Para la aparición de los partidos políticos en la pantalla de todos, las medidas que desde la Caroporació se han tomado son las tradicionales en estos casos.
Se establece el orden de aparición de los partidos según la valoración periodística de su contenido y que el tiempo dedicado a cada formación al final de la campaña se aproxime a su peso electoral, según los resultados de las dos elecciones, primando a los partidos menores.
Aunque parece que esta es la fórmula más lógica , Orta subraya que
Es un pequeño paso adelante a la situación que se produjo en el referéndum sobre la Constitución europea y que provocó una huelga de firmas de los profesionales de los medios públicos. Esta situación provocó que los comités profesionales acudieran al Síndic de Greuges (Defensor de Pueblo) para denunciar esta situación.
Do todos modos, la polémica y el oportunismo están servidos. Al margen de explicaciones varias que desde la dirección del ente puedan arrojarse sobre el método de control de la campaña. En el artículo de La Vanguardia, al titular “‘Trato diferenciado’» en la campaña del Estatut en TV3”, reflejan el sentir, sobre todos de los que apoyan el “no”.
Nadie se pone de acuerdo
Es una frase hecha que los mejores ideales dejan de serlo cuando se cogen de la mano de los políticos. No se entra a debatir la veracidad de la misma, pero lo que si parece un hecho es que allí donde entre la política se arma un revuelo importante. Para muestra un botón, del Colegio de Periodistas de Cataluña.
Y es que ni siquiera el informe del Defensor del Pueblo sobre el anterior referéndum, el de Europa, contentó a nadie. Así el Colegio de Periodistas organizó un “encierro”, para sacar alguna idea en claro, a la que no faltó nadie.
Allí estuvieron representados el Consell de l´Audiovisual (CAC), el propio Síndic de Greuges. La resolución de aquellas sesiones fue el encargo al CAC de que elaborara unas conclusiones. Pero ahora, la crisis en la casa de los periodistas ha aplazo que el CAC haga público el informe.
El lío que tienen en Cataluña, en ciernes de una cita tan importante para unos y para otros, es importante. Joseph M. Orta concluye su artículo al recordar que
El CAC también hizo públicas recientemente unas recomendaciones a los medios audiovisuales, tanto públicos como privados, aconsejando que durante la campaña se explicara el contenido del nuevo Estatut, además de dar voz a los expertos y a los sectores sociales representativos y no únicamente a los representantes de los partidos, de forma que los ciudadanos puedan formarse una opinión propia sobre el nuevo texto, lejos de las opiniones formuladas por los diferentes voceros partidistas.
