Susana Mendoza (Periodista Digital).-La Iglesia Católica no sería lo que es en EEUU sin la comunidad hispana sus cuarenta millones de latinos residentes. Durante las manifestaciones que se han desarrollado en las ciudades más importantes de Estados Unidos, ha estado presente como grupo de presión y ha sido capaz de congregar más de 19.000 parroquias. Lo que sea para que no deporten a sus fieles.
La campaña “Justicia para los inmigrantes” que lanzó la Iglesia Católica ha hecho posible que miles de parroquias alrededor del país se movilizasen para protestar contra la polémica ley de inmigración que continúa estancada en el Senado. La Razón publica que el pulso católico ha logrado cambiar la actitud del Congreso, que ya no se muestra tan a favor de dar el visto bueno al proyecto de ley.
Cara a cara con la Casa Blanca
Los católicos constituyen un “lobby” importante en Norteamérica, y la Iglesia ha sido capaz incluso de hablar cara a cara con el capitolio y la Casa Blanca. Uno de los primeros en reaccionar fue el obispo Gerald Veranees de San Bernardino, California:
Es una ley extremadamente punitiva que hará un daño excesivo a los inmigrantes y a sus familias.
En Washington, el cardenal Theodore McCarrick y el obispo de Laredo, James Tamayo, iniciaban la campaña católica, en la que pedían la legalización de los “sin papeles”, un programa de trabajo temporal y medidas para la reunificación familiar. El cardenal de Los Angeles, Roger Mahony, llegó a incitar tácitamente la desobediencia civil si se llega a promulgar la ley.
