Juan C. Osta y Susana Mendoza (Periodista Digital).- Poco a poco, banderilla a banderilla. El tripartito catalán se ha apuntado, o lo parece, al dicho popular de que el que la sigue la consigue. El Gobierno de Maragall, que alienta Carod Rovira, y que cuenta con un apoyo abrumador de los medios catalanes, ha decidido, después de la labor de sus picadores llevada a cabo a lo largo de los últimos tiempos, dar la puntilla a la Fiesta Nacional. Lo próximo, preparar a la opinión pública, con dudas: ¿de verdad es el toro español tan español como creíamos hasta ahora?
El primero en tomar la alternativa fue el ayuntamiento de Barcelona. Poco después de que Joan Clos tomara el bastón de la ciudad, su Consistorio hizo una declaración institucional: “Nos declaramos contrarios a las corridas de toros y en favor de los derechos de los animales.” Un primer paso, que, aunque no se trataba de un decisión vinculante ya que la competencia era autonómica, ponía en solfa a los profesionales taurinos y a los aficionados.
Barcelona se conviertía así en la primera gran ciudad española que se declaraba antitaurina. Solamente poblaciones pequeñas como Coslada, en Madrid, habían adoptado declaraciones de este tipo desde que Tossa de Mar, en Girona, promoviera por primera vez esta iniciativa en la década pasada.
Después de Clos cogía los trastos de matar ERC. La formación republicana de Carod Rovira presentaba una proposición de ley en el Parlament donde se prohibía explícitamente «las corridas de toros y los espectáculos con toros que incluyan la muerte y la aplicación de las suertes de la pica, las banderillas y el estoque«.
Todas las tradiciones evolucionan y el conocimiento ha de ser un motor para su evolución, por lo que pedimos que las corridas de toros evolucionen también y dejen de infringir sufrimiento, tortura y muerte a rumiantes pacíficos como son los toros.
Toros, ni de juguete.
La última consigna con la que nos deleitaba el Govern era clara: hay que erradicar los símbolos y objetos que relacionen Cataluña con España. Y lo primero era hacer desaparecer de los comercios de Las Ramblas y colindantes a la Sagrada Familia las muñecas vestidas de flamenca o los toros, para poder así «impulsar la artesanía catalana«.
Tras la polvareda levantada, el consejero de Turismo de la Generalidad catalana, Josep Huguet, negó la mayor y dijo que realmente lo que pretenden es «promover productos de calidad artesanal vinculados a elementos que identifiquen al país para no despistar al turista, como figuritas de Gaudí. El mercado escogerá lo que es calidad de lo que es más bien lamentable calidad.»
Ahora, el toro es africano
Y después de todo, ¿el toro es de veras tan español? Según una investigación llevada a cabo por un equipo internacional de genetistas, y que se ha encargado de difundir el periódico catalán La vanguardia, el toro bravo no es en realidad de origen español, sino que desciende de reses que llegaron por mar desde África y que se cruzaron con animales procedentes del este de Europa y con bóvidos salvajes.
Escribe Josep Corbella en el rotativo de la familia Godó que el asno catalán también tiene un origen africano: desciende de asnos domesticados en África, probablemente en algún lugar entre Somalia y Egipto, según han demostrado investigadores del mismo equipo.
Los investigadores en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que este lunes presentó sus resultados, escriben:
La domesticación del ganado a partir de los uros salvajes fue un paso importante en la historia de la humanidad, que llevó a cambios profundos en la dieta, el comportamiento y la estructura socioeconómica de muchas poblaciones.
Investigadores de nueve países han participado en el proyecto, que tiene como primer autor a Albano Beja-Pereira, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. En Cataluña han participado Carles Lalueza, biólogo de la Universidad de Barcelona, los investigadores Jaume Bertranpetit y Lourdes Sampietro, de la Universitat Pompeu Fabra.
Polémica entre los «taurinos».
El hecho de que tras la aprobación del Estatut, Cataluña esté comenzando a eliminar los símbolos nacionales(aunque sea el torito de fieltro de los tenderetes), está haciendo pensar a los seguidores de la Fiesta que el siguiente paso puede ser eliminar las corridas de toros. Estas populares fiestas taurinas atraen a cientos de catalanes, siendo Cataluña una de las comunidades que más corridas celebra.
Para el periodista taurino Rafael Campos de España, opina que suprimir las corridas de toros en Cataluña sería «una verdadera estupidez«:
Estamos hablando de algo que sería una verdadera estupidez que no tendría sentido, y sobre todo se trataría de una estupidez de tipo político. Si ERC elimina las corridas, todos sabrían que su intención es erradicar lo español de Cataluña. Ellos son independentistas y aunque ya han eliminado el toro y la muñeca flamenca de Las Ramblas, no creo que se atrevisen con tanto. Repito, sería una estupidez y bastante gorda. Dudo que lo hagan, pero por poder, pueden.
Fernando Claramunt, médico de profesión, un apasionado del toro y su mundo y autor de varios libros sobre el tema, no quiere entrar en polémica: «Esta palabra no entra en mi diccionario«.
El toro de lidia es producto de un mestizage muy complejo de bóvidos, procedentes de Europa central, de Europa del este y, sin duda, también del norte de África. Este proceso de mestizage ocurrió en épocas prehistóricas imposibles de determinar. Lo que ocurre es que desde hace unos siglos, los habitantes de la península han seleccionado cada vez con más precisión los toros más fieros y más agresivos, para conseguir el toro de lidea.
¿Y por qué sale esta información ahora?
Ya digo que no quiero entrar en polémica. Lo único que aclaro es que la tradición tauríca y taurina de Cataluña es importantísima, fundametal diría yo.
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