La tele que da de comer

(PD).- Cada día se come más en la tele. Lo escribe – con su brillantez habitual- Víctor M. Amela en La Vanguardia, subrayando que es muy difícil no toparte en pantalla -si tienes sintonizada TVE- con comida a cualquier hora del día.

Conectas a las diez de la mañana y ves a la doctora nutricionista Roselló envuelta en calabacines, pimientos, coliflores, alcachofas, rabanitos, mandarinas, fresones, componiendo un desbordante bodegón hortícola: estás en el programa de Torreiglesias (Saber vivir), en el que trabaja además el cocinero Sergio, que se pasa la mañana trasegando guisantes, judías, alitas de pollo, espárragos, horneando, hirviendo, guisando de todo.

Pero el día avanza, y llega enseguida Inés Ballester (Por la mañana),que a los cinco minutos ya se ha puesto el delantal y ya la tienes moviéndose entre quintales de comida cruda y cocida.

Tras el breve intervalo de los informativos de mediodía, TVE inaugura la tarde con España directo, cuyos pizpiretos reporteros se sienten irremisiblemente atraídos por tahonas, pastelerías, reporterías, conserveras, fruterías, mesones, mercados y toda suerte de fiestas populares en las que se cocine y se coma lo que sea.

Dominados por un hambre insaciable, estos reporteros despiden sus crónicas hincándole el diente a cualquier pieza comestible. Pero, como ellos, el telespectador español no se sacia nunca, porque en cuanto terminan estos reporteros arranca Vamos a cocinar con José Andrés, que es ya la epifanía de la comida en todo su vario esplendor.

Aquí todo bulle, crepita, humea, fríe, espumea, es una televisión que se huele, que se mastica. Lames la pantalla y ya has comido. Dicen que España es el país del mundo en el que mejor se come. Lo que veo es que estamos en el país del mundo en el que más comida le entra a uno por los ojos.

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