Les voy a ser sincero: no sé si soy de derechas o de izquierdas, no sé si eso tiene importancia en mi vida. Voté izquierdas durante los primeros años de la democracia, incluso en mi pequeño pueblo voté a un comunista para alcalde porque era sin duda la mejor opción ante el resto de garrulos. Sí, en aquellos años todavía existía el Partido Comunista. Después pasaron años sin votar o votando opciones muy minoritarias, eso que se llama “tirar el voto”. Con el paso de los años me pareció que era de derechas y los partidos de derechas eran de izquierdas, vaya por Dios. Nadie me representaba.
El bolivarianismo y el arrabalismo de Podemos tampoco me interesaba, desde luego los personajes que se arrogaban su representación ofendían mi buen gusto y mi inteligencia. Todos, absolutamente todos, desde el PP -que había abandonado sus principios- a los más extremos, estaban más interesados en el compadreo entre sí y en el pasteleo con los nacionalistas que en España y los españoles. La súbita aparición de Vox me complació, su desmesurado crecimiento me desconcertó. ¿Me habría convertido yo en un nacionalista español? ¿Yo, facha? ¿Yo, Blas Piñar? ¿O simplemente, como aquella ocasión en mi pueblo, todas las demás opciones eran basura y había que escoger necesariamente otras posibilidades?
Ser senegalés estaba bien para los senegaleses, ser chino estaba bien para los chinos… Entonces, ¿ser español estaba mal, era ser facha? La bandera española era rechazada por todos los partidos de izquierdas, en mayor o menor medida, solo la mostraba el PP y eran fachas a decir de (casi) todos. ¿Era imposible ser de izquierdas y sentirse medianamente español? ¿Por qué?
¿Por qué todos los partidos se apoyaban, comprendían o disculpaban a los partidos nacionalistas que querían la desaparición del “Estado”? ¿No era posible evitar que las minorías nacionalistas tomaran decisiones que nos afectaban a todos? ¿No era posible ser de izquierdas y renegar del nacionalismo que tanto comprometía las decisiones de los diferentes gobiernos “estatales”? Tome nota el lector de que “estatales” está escrito con toda la intención.
De momento en la prensa no han obtenido mucho espacio, pero buscando en las redes sociales llegan noticias de que la izquierda española no nacionalista existe y se está organizando; hay un germen que intenta hacerse ver y que se está ofreciendo a los votantes, para poner remedio a ese gran mal de la izquierda española que identifica futuro con nacionalismo… siempre que ese nacionalismo no sea español.
Estoy convencido de que esa nueva izquierda es imprescindible, nos hace falta para reorientar la deriva de una izquierda que prefiere pactar con Bildu y Puigdemont, incluso para desterrarla y gobernar algún día, para que la política nacional deje de depender del egoísmo de los nacionalistas. De su egocentrismo. Se llaman “Ahora Plataforma”, un nombre que supongo será transitorio. No sé si los votaré alguna vez, no sé si son mi partido, no sé si soy su hombre, pero sí sé que son imprescindibles. Porque la izquierda actual no vale y ha de ser sustituida, porque la defensa de importantes valores sociales no tiene por qué estar ligada a lo antiespañol.
