Con este PP España puede entrar en la normalidad Europea. Los editoriales de la prensa influyente de izquierdas están avisando del giro a la derecha del PP, de que abandona el centrismo y titulando grandilocuentemente contra Pablo Casado. Si Casado sigue en parte lo que sus discursos anuncian España habrá entrado en la misma normalidad Europea que va desde Francia a la frontera este. Y no, no me refiero a los ultras de Le Pen ni a los ultras austríacos, holandeses o alemanes. Se llama simplemente la derecha, es civilizada y gobierna o ha gobernado en muchas partes.
Hace tiempo el PP vivía acomplejado por ser de derechas y decidió irse hacia el centro izquierda para comerle el terreno al PSOE. Y siguieron llamándoles fachas, franquistas y extrema derecha. Por acomplejados. Faltaba en España un partido que cubriese las expectativas de una corriente social conservadora, democrática a machamartillo, de la misma forma que hay otros sectores sociales de centro, de izquierdas y hasta comunistas, ¡con la de éxitos que el comunismo ha dado al mundo! Ese espacio de derechas lo había, lo hay, en toda Europa, sin que nadie les llame fachas o nazis. Insisto, no estoy hablando de Le Pen o de Salvini.
Pablo Casado quiere cubrir ese espectro de la sociedad y hace bien. Personalmente creo que será un fracaso, que los españoles están todavía demasiado “guerracivilizados” para votar a un partido de derechas, pero es un sector que está actualmente sin cubrir. Si realmente tiene éxito será mérito propio pero también demérito de una izquierda sectaria y aliada tradicionalmente con nacionalistas y avergonzada de sentirse española.
Para cubrir ese espacio de la izquierda con sentido común y patriótico, algo que, de nuevo, también ocurre desde Francia a la frontera del este, están surgiendo numerosas opciones de izquierda civilizada, culta y atractiva. Que triunfen o acaben en un colapso general depende no solo de los votantes, sino que se hagan un hueco en la prensa y del trato que le den las tertulias más influyentes. Como pasó con Podemos, por ejemplo.
