Hay una periodista trabajando, en la calle, con micrófono y cámara. Trabajando. Y entrevista a un mindundi de tres al cuarto que sale del estadio de ver la derrota de España. Al parecer, un analfabeto social que para dirigirse a la periodista lo hace diciendo “¿Cómo te llamas, guapa”?

Líbreme el sultán de Galapagar de ser progre. Líbrenme todos los argentinos podemitas de España de ser feminista. Vade retro, Satanás. Pero ese aficionado al fútbol tiene de ciudadano normal lo que yo de izquierdista, es simplemente un bruto ignorante, sin la menor consideración social, sin educación. Es una muestra de la degradación social de España, alguien desde luego asquerosamente machista.

Que no, que de feminista no tengo nada, ni de podemita, pero que un cualquiera desconocido se dirija de esa forma a una mujer profesional en pleno trabajo denota un carácter cromañón de bruto analfabeto social. Impresentable.

Defender a la mujer, tratarla con normalidad, con educación y aprecio no es cuestión de derechas o izquierdas, porque el respeto tampoco lo es. Me lo enseñaron mis padres. En pleno franquismo.