A Mariano Rajoy en Palencia, desde Palencia

Yo he tenido siempre el triste convencimiento de que, por mucho que se empeñe la Diputación provincial, Palencia nunca será destino turístico importante. Ya les he contado varias veces la anécdota aquella de la vieja serie de televisión en la que a los protagonistas les propusieron venir de vacaciones a Palencia y respondieron “¡¡Puajjj, piedras!!” como si aquella hubiera sido la más deshonesta propuesta. El español medio, y el alemán, holandés o francés medios, preferirá siempre la playa.

Y eso que tenemos un patrimonio cultural como para ser capital del mundo mundial. Pero, vaya, vaya, aquí no hay playa. A Palencia solo vienen grupos de personas mayores que no tienen nada mejor que hacer, a veces, a pesar de que el día sea frío, lluvioso o simplemente malintencionado, se les puede ver por la calle Mayor, a las órdenes de una bien instruida guía. Visita de una mañana. Rápida. Como el café soluble. Instantánea. Y si te he visto no me acuerdo.
Pero nosotros somos calurosos y hospitalarios. Secos, como castellanos que somos, pero sinceramente agradecidos a quienes tienen una mañana que perder entre nosotros. Les recibimos tan bien que incluso les cambiamos las banderas de la fachada de la Diputación, les aplaudimos y les reímos las gracias.

Pero siempre a nuestro increíble patrimonio preferirán otras tierras, generalmente con mar, generalmente más protegidas, más desarrolladas y conocidas. Y en ellas dejarán su tiempo, más de una mañana, y su dinero. Bueno, el de todos. Y aquí nos quedamos nosotros con nuestra despoblación, con nuestra desindustrialización, con nuestra desinversión. Al final todos los visitantes, se dan un paseo por la calle mayor, visitan la catedral y se van dejándonos como estamos, se van porque pese al calor humano con que los recibimos, prefieren otros calores, otros destinos, otros lugares más afortunados.

Y aquí se queda solo el canal de Castilla, uniendo el vacío del norte con la nada del sur, y aquí se queda solo el Cristo del Otero, con la triste cara que le caracteriza, y aquí se queda solo San Martín de Frómista, sin ser consciente de su grandeza pasada y sus limitaciones actuales, y aquí se queda sola, vacía y desnortada la calle mayor con tantos huecos como una dentadura mal cuidada.
Bienvenidos sean todos los visitantes, os queremos, volved, pero volved más tiempo, no os quedéis solo una mañanita triste de febrero; que os dé tiempo a ver Aguilar y Cervera, que os dé tiempo a asombraros por la ruta de los pantanos, que os dé tiempo a ver nuestras catedrales de Tierra de Campos y sus infinitos horizontes, que os dé tiempo a ver San Juan de Baños y las bodegas de Baltanás.

Pero no volváis solos, venid con industria, venid con trabajo, venid con futuro, venid con dinero, el mismo que destináis a otros viajes vuestros, con las mismas inversiones que destináis, por ejemplo, a ampliar el aeropuerto de Barcelona o a unirlo por tren con el de Gerona. No, ni siquiera necesitamos eso. Los castellanos somos como somos y nos encontramos en la situación en que estamos, así que, queridos visitantes, con la mitad de esa inversión nos conformamos. Porque si no volvéis así nos vamos. No, no es que nos vayamos, es que nos tenemos que ir, nos echan. En realidad nos estamos yendo ya, cada día se van tres y pico palentinos, sin que vosotros, visitantes, hagáis nada por impedirlo.

Los castellanos no somos plañideros, a pesar de mis palabras, ni colocaremos al Estado en un brete, ni silbaremos a las autoridades ni despreciaremos a nuestras policías. Pero también somos hijos de Dios, queridos y fugaces visitantes. También necesitamos comer todos los días, aunque solo sea de las migajas que caen de la mesa del rico epulón.

Esperamos, queridos visitantes, que hayáis tenido buena, aunque breve, estancia en Palencia, que volváis pronto y si es posible con un pan debajo del brazo. O una solución. O la extremaunción, aménjesús. Porque del Patrimonio solo no se come.

…………..Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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