La independencia de Cataluña vista desde este apacible rincón de Castilla

Sepan, amigos lectores, que a mí me gustan mucho las tradiciones, esas más antiguas y con solera, pasear al santo en la fiesta del pueblo, mantear al novio, cantar (muy mal) jotas o por ejemplo tomar el aperitivo. No, no es que haga estas cosas con frecuencia, pero me gustan. Especialmente lo del aperitivo, en cuantito acabe de hablar con ustedes me voy a mi bar de siempre y buscaré algo que satisfaga mi paladar y mi estómago. Por cierto, estaba yo el otro día tomando el aperitivo cuando me contaban eso de que a alguien de las islas Canarias le han tocado ciento ochenta millones en uno de los varios sorteos de lotería. (Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia)

A mí 180 millones me parecen un problema. 180 problemas. No, yo me conformo con menos; con cuatro o cinco me las arreglaría para vivir bien sin empeñar mi intimidad ni mi seguridad… O tal vez con solo 1.3 millones como ese palentino que por un boleto de diez euros se ha llevado esa bonita cantidad…
Y es que llevamos una temporada que parece que la suerte nos visita con frecuencia, aunque eso sí siempre con “la puntita” nada más… Amagar y retirarse, como ayer Puigdemont. Parece tacaña con nosotros la Diosa Fortuna, que nunca deja entre nosotros una cantidad importante, 180 millones, por ejemplo; no, no, siempre cantidades moderaditas… Con la falta que nos hace que alguien deposite fe, confianza y un porrón de millones entre nosotros, con la necesidad que tenemos de que alguien coloque entre nosotros una de esas empresas que se van de Cataluña… Por ejemplo…, aunque sea solo para compensar aquello de Fontaneda, sin ir más lejos, o para compensar los cientos de miles de Fernández, García y Martínez que pueblan las guías telefónicas de Cataluña…

Sé que las empresas que se van de Cataluña no se van de Cataluña. Bueno, se van pero no se llevan la mano de obra, la producción ni la creación de riqueza, es un “me voy pero me quedo”. Se lo tengo dicho a Juan Vicente Herrera: “Joer, Juanvi, a ver si se puede volver algún palentino de los que se fueron a trabajar, o sus nietos”. Con la de campo vacío, libre, que tenemos por aquí, con la de pueblos llenos de nada que están deseando tener una empresita de mierda… tal vez una constructora de megainfraestructuras, una empresa de aeronáutica avanzada, una de innovación tecnológica… Pero los polígonos industriales siguen vacíos, por ejemplo el de Magaz. O el de Baltanás. Y tantos más. Vacíos. Aquí no se viene ni “Aguas de Barcelona”, que tal y como están nuestros pantanos… quien sabe, a lo mejor es la única forma de que nuestros agricultores puedan regar…

Soy consciente de que en realidad no se mueve una sola empresa de Cataluña, de que solo se llevan el domicilio fiscal, de que lo que está pasando no significa más trabajo, más riqueza para otros lugares. ¿Quién tomó la iniciativa de colocar empresas donde no había paro y dejar parados donde no hay empresas? ¿Por qué son siempre los más ricos los que quieren independizarse de los más pobres? ¿Qué pecado hemos cometido para que este desierto castellano sea cada año más desierto? No sé, señores, si la independencia de Cataluña, como algunos apuntan, les va a costar cara… Pero sí sé que la no independencia nos va a costar cara, muy cara, carísima. A nosotros, a los demás.

No sé cuándo volverá a visitarnos la diosa Fortuna, no sé cuándo volverá a dejar caer entre nosotros unas migajas, pero sí sé que el premio gordo no es la independencia, sino las inversiones que ya no van a venir o los castellanos que no van a dejar de emigrar. También sé que la opresión de Castilla hacia Cataluña se ha traducido al cabo de los siglos en que allí hay varios Pérez y Rodríguez en cada bloque de pisos y aquí no hay ningún Bosch o Carbonell, que el sometimiento de Cataluña a Castilla significa que aquello está superpoblado y desarrollado y esto es un desierto. También sé que todo esto va a acabar, cuando acabe, aún no, evidentemente, con un acuerdo que beneficie a los de siempre. Incluso acordarán el número y la cuantía de los premios de lotería que les tiene que corresponder cada año…

Adiós, señores, me voy a tomar el aperitivo que les decía, a ahogar mis penas en un vaso de mosto y en un pincho de aceitunas y pepinillo.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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