Super héroes contra terroristas

Tengo ante mí, en diversos periódicos, una lista de los lugares en los que el terrorismo islamista ha golpeado: Bruselas, Berlín, París o Nueva York figuran en ella, no así Madrid, seguramente porque uno de los grandes problemas de la prensa actual es la falta de espacio. O las prisas.

Ustedes me perdonarán si digo ante el micrófono lo mismo que Theresa May pero en castellano: “En cuanto al terrorismo nos la estamos cogiendo con papel de fumar”. A usted le parecerá que ella lo dijo en plan más finolis porque la mujeruca tiene tradicionalmente el aire de haber pisado una caca de perro. Pero lo dijo, con sus palabras y en su bárbaro idioma pero lo dijo. No quiero yo unirme a esos coros catastrofistas a los que solo falta pedir que vayamos por la calle con un kalashnikov en cada bolsillo pero algo habrá que hacer. Digo yo. Algún día. A lo mejor. No, sin mucha prisa. Pero a lo peor convendría dejar de ser excesivamente políticamente correctos y pasar a ser lógicamente correctos. O socialmente correctos. O también podemos esperar a ver qué pasa.

Pero no empiecen a tirarme piedras ni a llamar a la emisora, que hoy quiero hablarles de los héroes que se esconden detrás de cada barbarie. Tengo yo para mí que estamos muy absorbidos por el impacto de estas noticias catastróficas, muy golpeados por la brutalidad del ser humano, y no nos damos cuenta de esos héroes que impiden que la brutalidad vaya a mayores, esos héroes contrapuestos a los salvajes y que nos obligan a seguir confiando aún en la Humanidad. Ustedes no pueden verlo, pero he querido escribir “Humanidad” con mayúscula.

No me refiero solo, aunque también y especialmente, a esos españoles que la tele nos ha mostrado que ayudaron a los perseguidos por las calles de Londres, sino a todos los desconocidos, numerosos, que se han parado formando grupos para ayudar a los heridos. Miren ustedes, yo soy un cagueta, a mí lo que el instinto me pediría en una ocasión como esa es poner en máximo funcionamiento mis pequeñas y gordezuelas piernas y poner pies en polvorosa. En La Polvorosa, provincia de Zamora, o mejor aquí mismo, en Palencia. Pero siempre lejos de los paisanos de las bombas y los cuchillos.

Por eso quiero elogiarlos, al camarero gallego que impidió el paso a un energúmeno o al abogado madrileño que se enfrentó a otro. Pero también a todos los desconocidos que vemos en los vídeos reanimando heridos, atendiéndolos, llevándolos a hombros. Sí, ya sé que la barbarie había pasado, pero ellos seguían allí. A veces ponemos demasiado el ojo en las perversiones de los seres humanos y no prestamos suficiente atención a los héroes cotidianos.

Porque puede que nos parezca lógico que haya pequeños héroes en cada esquina, dispuestos a interceptar al asesino, que es algo que debería ser cotidiano, natural como la vida, no parece motivo para reportajes televisivos, no. Pero qué coño, lo natural es echarse a temblar y buscar la salida más rápida. Todos somos muy machotes hasta que se presenta de frente un tío con un cuchillo de carnicero, simplemente somos humanos. Por eso creo que debemos fijarnos más en los héroes, aunque no vuelen, aunque no sean indestructibles, aunque tengan necesidades humanas y deban aliviar la vejiga de vez en cuando.
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Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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