El presidente que se encogía de hombros.

Habrá que reconocerle a Rajoy cierto éxito en la recuperación económica, siempre y cuando no por ello olvidemos los millones de parados, los sueldos ridículos y escasos, los jubilados que apenas llegan a final de mes, los desahucios. Sí, de acuerdo: del destrozo económico en que nos sumergieron el capitalismo y el ridículo Zapacero estamos saliendo a flote. A pesar de todos los pesares. Quizá a pesar del gobierno.

¿Pero y en los demás campos qué han hecho Rajoy y sus gobiernos? En todos estos años de ofensiva nacionalista en Cataluña… ¿qué papel ha representado el gobierno central, el de todos los españoles? ¿A la hora de deshacer determinadas leyes sectarias qué tarea ha desempeñado? ¿A la hora de combatir con mano de hierro la corrupción, fundamentalmente la propia pero también la ajena, cuál ha sido el empeño de Rajoy?

Tristemente la figura de Mariano Rajoy, inamovible para su legión de votantes, pasará a la pequeña historia como el presidente que se encogía de hombros. Nada ha hecho contra la corrupción, salvo ver, campanudamente, el inacabable desfile de miembros muy representativos de su partido ante los jueces. Rajoy levantaba una ceja y miraba al horizonte.

La dejación en el tema de Cataluña (y obviamente hablo de la Cataluña extremadamente catalanista, no se me ocurriría generalizar a todos los catalanes) ha sido clamorosa. Hemos asistido a ilegalidades, ofensas a la nación y sus símbolos, persecución a los no catalanistas… sin que nadie del gobierno, de los gobiernos, haya movido un dedo en su defensa. Solo al cabo de muchos años de oprobio surgieron organizaciones estrictamente privadas, sin ningún respaldo oficial, que hicieron frente a la propaganda nacionalista que todo lo inundaba. Surgieron catalanes que se movilizaron para que la selección de fútbol juegue en Barcelona, o para poner pantallas de televisión en la calle para ver los partidos sin esconderse. Y surgieron quienes salieron a la calle con banderas españolas para proclamar su españolidad. Siempre organizaciones civiles, absolutamente particulares, ajenas a un gobierno inane, inexistente, inconsistente. Ausente. Rajoy silbaba y miraba al horizonte.

Durante años se han sucedido las denuncias de la prensa y de particulares sobre el acoso de las instituciones catalanistas a la enseñanza en castellano, a la legalidad en materia de enseñanza. Nadie de quienes tenían que poner freno a la manipulación de los más pequeños ha hecho absolutamente nada. Hemos presenciado como se despreciaba la verdad histórica, cómo se reprimía la enseñanza en castellano, cómo se nos insultaba al resto de españoles. Ninguna institución implicada en la defensa del bien común ha movido un dedo durante años. A pesar de los disparates educativos que se cometían, a pesar de las ofensas a la libertad, a la inteligencia, a la verdad. A pesar de que se prohibía hablar en castellano en las aulas. Rajoy sonreía y miraba al horizonte.

De pronto parece que la Alta Inspección del Estado ha caído en la cuenta de que algo pasaba en las aulas catalanas. No puedo reprimirme las ganas de acudir al dicho popular: Se han caído de un guindo. Tarde, tan tarde. Cuánto mal se ha hecho en estos años de pasividad. De pronto el Ministerio de Educación ha encargado un informe “detallado y urgente” sobre los libros de texto en Cataluña. ¿Dónde ha estado todos estos años la Alta Inspección? ¿No sabía nada, no sospechaba nada, no tenía ninguna noticia? ¿No habían llegado al Ministerio las informaciones que habían llegado a Venta de Baños, a Torredonjimeno o a Campillo de los Juncos? ¿Por qué se ha perdido tanto tiempo? ¿Por qué se ha consentido tanto?

Me asusto tanto de los que nos gobiernan como de los que pueden llegar a gobernarnos. Me asusto de sus respectivos votantes. Me asusto de todos aquellos que nunca jamás cambiarán su voto pase lo que pase, de esos que piensan que no hay nada como “su” partido. Inasequibles a la realidad.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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