¡Paquirrín a Eurovisión ya!

Son tantas las veces que ha ocurrido que creo que hemos desarrollado cierta inmunidad. España nos vuelve a avergonzar. Unas veces es en el terreno político, otras en el económico o deportivo. Esta, en el cultural.

Sé que decir que el festival de Eurovisión es un acontecimiento cultural es arriesgar mucho en una palabra, sin embargo en el siglo XXI son varios los millones de europeos que están pendientes de semejante… “acto cultural”. Quiérase o no es una imagen que proyectamos al mundo. Prácticamente había olvidado su existencia, pero fue imposible sustraerse a la vergüenza colectiva cuando nos representó aquel Chiquilicuatre. España explicada en un bochorno. Imposible evadirse de ello con sucesos como los de este año. Miren, soy ferviente partidario de ausentarnos de esta cosa y lograr un acuerdo social para hacer como si no existiese. Y como si no hubiese existido.

Aunque me duele, aunque nos duela, Eurovisión es un escaparate en el que proyectar la imagen de España. Es una parte de nuestro buen nombre el que se juega. Sí, ya sé que más nos lo jugamos en otros aspectos económicos, sociales o industriales, sí. Pero esta estupidez colectiva, este baño de fango que nos hemos dado el otro día, ha sido visto por varios millones de europeos que, si perdieran un minuto en pensar en nosotros, se estarían partiendo de risa.

Que voluntariamente nuestra cultura (nos guste o no es nuestra cultura la que se exhibe) se haya sometido a una humillación generalizada, pública y querida es propio de un país de memos, degenerado, de enfermos que buscan desesperadamente castigarse, no se sabe por qué. Que el pueblo de la lengua de Cervantes, de Machado o de Miguel Delibes haya decidido expresarse en inglés abre una serie de interrogantes inalcanzables para las mentes sencillas como la mía. ¿Qué pecado tiene el castellano como para haber huido de él? ¿Alguien se avergüenza? ¿El castellano no sirve para cantar? ¿Somos tan sublimemente despectivos con nosotros mismos para preferir cualquier idioma extranjero para representarnos? ¿O solo somos ignorantes? ¿Que el pueblo de Plácido Domingo o de Picasso, el de la catedral de Burgos o León, sea representado por… por… (¿cómo se llamaba?) …por este chico no tiene pena de multa y cárcel?

Sí, eso del autodesprecio parece también una buena razón… ¿Por qué, si no, representa a España un cantante que apoya la independencia de Cataluña? ¿Tenemos necesidad de infligirnos daño, de autolesionarnos? Los que actúan así solían acabar en manicomios. Cuando había manicomios. Por cierto, ¿este chico era realmente un cantante? ¿Era lo mejor que podía enviar España como representación de nuestra cultura musical? ¿No podría haber ido… qué sé yo…, Paquirrín?

De los organizadores españoles… ¿nadie se arrepiente, nadie ha dimitido? ¿Nadie siente vergüenza?

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

Lo más leído